La palabra en Argentina genera una reacción casi instintiva: “¿Qué?”. Sin embargo, en México se escucha con frecuencia y ahora se convirtió en una de las líneas de investigación de la batalla campal en el estadio Corregidora, donde la barra de Querétaro persiguió, humilló y golpeó a hinchas del Atlas hasta el límite de la muerte. La palabra es “huachicol”, un término con el que se nombra al combustible robado. Lo que asoma como una de las razones del desastre ocurrido en el fútbol mexicano el sábado 5 es una disputa por ese negocio entre las dos barras.
Amílcar Rafael Godínez Martínez, uno de los líderes de la barra La Resistencia, del Querétaro, señalado por orquestar la emboscada y pactar con la seguridad privada del estadio para que no interviniera, es investigado por la Justicia y el gobierno mexicano por formar parte de este negocio ilegal que practican bandas asociadas al narcotráfico y al crimen organizado.
El botín que genera la extracción clandestina de nafta de los ductos de Pemex (Petróleos Mexicanos) en esa región del país no es algo menor: según datos del gobierno de México, la petrolera estatal pierde alrededor de 3 mil millones de dólares al año por el robo de combustible.
La extracción clandestina de nafta de los ductos de Pemex en esa zona mueve alrededor de tres mil millones de dólares por año
Los “huachicoleros” no solo originan pérdidas millonarias y violencia: muchas veces también generan desabastecimiento en las estaciones de servicio. Todo eso motivó al presidente Andrés Manuel López Obrador a pedir un nuevo sistema de distribución y suministro cuando asumió la presidencia, en diciembre de 2018.
¿Qué tiene que ver todo esto con la batalla sangrienta que recorrió el mundo estos días? Las barras de Querétaro y Atlas son parte de esa disputa territorial.
Hugo Sánchez Gudiño, profesor, ensayista e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue uno de los primeros que advirtieron que no se trataba solo de una pelea en el ámbito de un partido de fútbol, sino de algo que excedía eso. “Buena parte de los grupos delictivos de los carteles se han venido infiltrando a esos grupos de animación y esos elementos traen consigo más violencia. En Atlas está el cartel Jalisco Nueva Generación y en el caso de Querétaro está el de Santa Rosa de Lima, porque Querétaro está en un corredor donde están estos carteles que se dedican al ‘huachicol’ y tienen mucho peso en esa zona. Por los datos que hay, en ambas barras operan estos grupos”, detalló.
De acuerdo a lo que investiga la Fiscalía del Estado de Jalisco, en Corregidora se encontraban el líder de la facción del Querétaro, Amílcar Godínez Martínez, y un hombre apodado como el Herón, de la Barra 51 del Atlas. Ambas personas se disputan el negocio ilegal en los ductos de Pemex en San Juan del Río, Querétaro.