Los tenedores de bonos se preparan para una pelea desagradable a medida que la provincia más grande de Argentina se enfrenta con un pago de deuda que tal vez no pueda realizar.
La provincia de Buenos Aires deberá a inversores US$571 millones en enero, y es poco probable que pueda obtener el efectivo en medio de una fuerte devaluación de la moneda y la severa recesión económica. La región tiene pocas industrias generadoras de dólares, y los ingresos fiscales han caído 14% en términos ajustados a la inflación este año. La refinanciación no es una opción realista en tanto el Gobierno nacional indica que buscará reestructurar su deuda.
Para los tenedores de bonos, las cosas solo empeoran pues su adversario en cualquier conversación de reestructuración será Axel Kicillof, quien asume el cargo de gobernador el 11 de diciembre, un día después de que su aliado de izquierda Alberto Fernández asuma la presidencia. Kicillof es conocido por los acreedores como el ministro de Economía que luchó el final de una batalla épica con inversores de deuda después del incumplimiento de US$95.000 millones del país en 2001, lo que genera preocupación de que este enfrentamiento también podría ser feroz.
“Me asusta lo que Kicillof pueda hacer”, dijo Joaquín Almeyra, operador de renta fija que negocia bonos argentinos en Bulltick LLC, Miami. “Ha demostrado que no es muy amigable con el mercado”.
Al menos un grupo de tenedores de bonos realiza llamadas periódicas para organizarse antes de posibles conversaciones de reestructuración con la provincia, según dos personas familiarizadas con el asunto. Ese contingente espera entablar conversaciones más detalladas con sus homólogos después del traspaso del mando, dijeron las personas.
Las preocupaciones sobre el impago se reflejan ampliamente en el mercado, donde los US$500 millones de bonos de la provincia con vencimiento en 2021 ya se cotizan a unos 50 centavos por dólar. Eso indica que los inversores pronostican una reestructuración dolorosa.
“Me asusta lo que Kicillof pueda hacer”, dijo Joaquín Almeyra, operador de renta fija
Por supuesto, los problemas de la provincia no ocurren de forma aislada. Los bonos del gobierno federal cotizan incluso por debajo de los de la provincia después de que el presidente Mauricio Macri anunció en agosto que el país no podría cumplir sus obligaciones y necesitaba aplazar los vencimientos de la deuda. Fernández ha dicho que quiere trabajar con los acreedores para llegar a una solución justa. Las permutas de incumplimiento crediticio de Argentina implican una probabilidad de impago de 96% en los próximos cinco años.
Una portavoz de Kicillof dijo que el equipo de transición está coordinando con el Gobierno nacional entrante, y Kicillof ha confirmado que comparte las prioridades de Fernández en la renegociación con acreedores.
La gobernadora saliente, María Eugenia Vidal, dijo a periodistas el 3 de diciembre que creía que la provincia podría cumplir con sus pagos de la deuda de enero, pero que no correspondería decirle al Gobierno entrante cómo hacerlo. El gobierno saliente dejará la provincia con 25.000 millones de pesos (US$417 millones) tras registrar un déficit fiscal en 2019 dos veces mayor, dijo Vidal.
Parte del dilema que enfrenta la provincia es que incluso si pudiera reunir el efectivo para los pagos de enero, todavía tiene otros US$1.300 millones que vencen durante el resto del año. Puede que no tenga mucho sentido gastar recursos preciados en enero y luego buscar alivio de la deuda poco después: la provincia también podría suspender los pagos de inmediato, ahorrar ese dinero y comenzar a trabajar en una reestructuración, según se piensa.
“Si de todos modos se va a incumplir con el pago, mejor que sea cuanto antes”, dijo Paul McNamara, director de inversiones en GAM UK en Londres, un fondo que posee bonos de la Provincia de Buenos Aires.
Cualquiera que sea la estrategia que adopte la provincia, probablemente estará estrechamente coordinada con Fernández y la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta bajo cuyo mandato Kicillof fungió como ministro de Economía. Es una defensora de la izquierda argentina cuya base política es fuerte en la provincia de Buenos Aires, hogar de 40% de la población del país.
En términos generales, los inversores verían como una señal de buena voluntad si tanto el soberano como la provincia siguen haciendo pagos de la deuda hasta que se llegue a un acuerdo de reestructuración. Si, en cambio, incumple los pagos, eso podría tomarse como una señal ominosa y afectar los precios de los bonos soberanos y las notas de otras provincias, de acuerdo con Walter Stoeppelwerth, director de inversiones de Portfolio Personal Inversiones.
“Alberto Fernández no quiere incumplir en enero, quiere tener todo en orden”, dijo Stoeppelwerth desde Buenos Aires. “Si Kicillof incumpliera, la gente comenzaría a pensar que existe un riesgo moral, y que si incumplen en la PBA, incumplirán en todas”.
Si bien Kicillof ha dicho que la provincia encontraría una manera de renegociar su deuda, ha dado pocas indicaciones sobre los términos de esa reestructuración y cómo se alinearía con una renegociación de la deuda a nivel nacional. También es posible que la provincia solicite asistencia al Gobierno nacional como medida provisional mientras reestructura su deuda junto con el soberano, según Carolina Gialdi, estratega senior de renta fija en BTG Pactual en Buenos Aires.
“Kicillof no está obligado a hacer lo que Fernández le dice, pero Fernández y Kicillof están políticamente alineados y es probable que anuncien algo similar en términos de cómo manejar el problema de la deuda”, dijo Gialdi.