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Alianza estratégica

Putin sale al rescate de Xi Jinping en la ruta de la seda e inquieta a Occidente

La velocidad y el alcance del despliegue de la Franja y la Ruta son alarmantes para Estados Unidos y la mayor parte de la Unión Europea.

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Los mandatarios de China y Rusia se juntan y preocupan a Estados Unidos. | Cedoc

En el primer foro de la Franja y la Ruta en Pekín hace dos años, Vladimir Putin ofreció poco más que clichés a la iniciativa de infraestructura global de Xi Jinping. En resumen, llamó al "proyecto del siglo" de China una plataforma bien recibida en la propia estrategia de Rusia para acabar con la hegemonía estadounidense.

Desde entonces, compañías chinas con amplios bolsillos han intensificado su marcha a través de Asia, África y más allá, incluso en Italia, el primer miembro del G7 en comprometerse con el proyecto. La velocidad y el alcance del despliegue de la Franja y la Ruta –125 países están participando de alguna forma– son alarmantes para Estados Unidos y la mayor parte de la Unión Europea. Dicen que el estado con un único partido de Xi está alimentando la corrupción y el endeudamiento para explotar a los países más débiles con fines políticos e incluso militares.

Putin está de vuelta en Pekín ahora para el segundo foro de la nueva Ruta de la Seda y esta vez, con la oposición a la gran visión de Xi creciendo en Occidente, está aportando algo más que trivialidades. Después de seis años de discusiones, Rusia aprobó silenciosamente su primer proyecto diseñado específicamente para la Iniciativa de la Franja y la Ruta, una carretera para unir al vecino occidental de China, Kazajstán, con Bielorrusia, que limita con Polonia y otros dos miembros de la UE.

The Putin-Xi Road

"Rusia es muy importante para la Franja y la Ruta, se necesita su cooperación para lograr el éxito con los países euroasiáticos", asegura Wang Yiwei, exdiplomático chino en Bruselas y ahora profesor en la Universidad de Renmin en Pekín. "No se puede pasar por alto a Rusia".

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A pesar de toda la importancia estratégica, si no económica, de la carretera propuesta, los funcionarios en Moscú dicen que es demasiado temprano para hablar porque la financiación y otros detalles aún se están resolviendo. Lo poco que ha dicho Rusia al respecto se reduce a una sola frase enterrada en el plan de 110 páginas para los "Proyectos Nacionales" de Putin que se publicó en febrero: "Para fines de 2024, se construirá la sección rusa de la autopista Meridian".

El viernes en Pekín, Putin dijo a Xi que las relaciones de Rusia con China habían alcanzado "un nivel sin precedentes" y calificó a la Franja y la Ruta de "iniciativa extremadamente importante". Pero no mencionó específicamente a Meridian en sus comentarios públicos.

Cobertura política

La reticencia del Kremlin a discutir lo que parece ser una especie de avance diplomático –dado que Meridian ha estado en la balotera desde que China reveló lo que ahora se conoce como BRI en 2013– puede ser tanto una táctica de negociación como una cobertura política a un aliado cada vez más importante.

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Una cadena de escándalos sobre la BRI, en países como Malasia y Sri Lanka, y el creciente coro de críticas de Occidente han llevado a China a reorganizar la iniciativa para mantenerla en marcha. Funcionarios y participantes en la conferencia de este año dijeron el jueves que Pekín está tomando una serie de medidas para ejercer un mayor control sobre la iniciativa, que incluyen aclarar las reglas para las empresas estatales, restringir el uso de la marca BRI y mejorar las auditorías y las medidas contra sobornos.

Lo que se sabe acerca de Meridian es que se extendería unos 2.000 kilómetros, desde la región de Orenburg en la frontera con Kazajstán hasta un cruce de la autopista existente entre Minsk y Moscú que conecta las capitales de Bielorrusia y Rusia. La carretera acortaría las rutas de camiones entre los centros de carga en el oeste de China y Europa central y podría ofrecer una alternativa más rápida, aunque más costosa, a los tres corredores ferroviarios principales que ya están en operación, todos los cuales están en auge.

Igor Nikolaev, director de análisis estratégico de FBK, una empresa de consultoría en Moscú, asegura que Meridian es el tipo de proyecto que "cumple todos los requisitos" para Putin. "Ataría a Rusia con China, fortalecería el papel de Rusia como país de tránsito y alimentaría la inversión en áreas subdesarrolladas", dice. "Pero sin el respaldo total de China, será imposible de implementar".

Eso podría resolverse con la química personal entre Putin y Xi, quienes parecen estar cada vez más cerca con cada nuevo conflicto que uno u otro tiene con EE.UU., afirma Alexander Gabuev, experto en la región de Asia-Pacífico en el Centro Carnegie de Moscú.

"China querrá algún tipo de garantía de rentabilidad con Meridian, más el uso de equipo y mano de obra chinos", dice Gabuev. “Por supuesto, Putin puede pedirle a Xi directamente que renuncie a esas demandas, pero el límite de tales solicitudes no es infinito. De hecho, las sanciones de EE.UU. simplemente empujan a Rusia a los brazos de los chinos".