Esta es la pregunta esencial sobre los teléfonos plegables: ¿pueden sobrevivir... plegándose?. La respuesta parece ser no. Considere el ejemplo del nuevo teléfono plegable de Samsung Electronics Co. Según las primeras revisiones, dejó de funcionar en tan solo dos días. Esa es una señal ominosa para la industria de los teléfonos inteligentes, que había esperado que la tecnología proporcionara su próximo crecimiento acelerado.
Se espera que Samsung lance el Galaxy Fold el 26 de abril en EE.UU. a un precio de US$1.980, aproximadamente un tercio más que el iPhone más caro. ¿Cuál es el truco del dispositivo? Se abre para mostrar una pantalla de 7,3 pulgadas, solo un poco más pequeña que la tablet iPad Mini de Apple Inc.
No obstante, el periodista de Bloomberg News, Mark Gurman, descubrió que los defectos aparecieron rápidamente en la extensa pantalla antes de fallar por completo. Había retirado una lámina de plástico que se asemejaba a la capa protectora temporal que los usuarios suelen quitar de sus teléfonos inteligentes nuevos. Otros tuvieron problemas similares. Posteriormente, Samsung dijo a los revisores que la lámina estaba destinada a ser permanente. De cualquier manera, parece un defecto de diseño importante.
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El punto obvio de comparación es el Samsung Galaxy Note 7, que la compañía surcoreana tuvo que retirar por millones en 2016 luego de que sus baterías repentinamente estallaran en llamas. El asunto no tuvo ningún impacto sostenido en el capital de Samsung.
Pero si el problema con el Galaxy Fold resulta ser generalizado, sus implicaciones podrían ser más graves. No tanto a nivel financiero, porque la compañía solo espera vender un millón de teléfonos este año, un rotundo error en comparación con los 292 millones de teléfonos inteligentes que vendió en 2018. El mayor riesgo es que un lanzamiento fallido de un producto que no está listo contamina el apetito de los consumidores por todos los teléfonos plegables.
Samsung y muchos de sus rivales han apostado por el nuevo factor de forma, si no provocan una oleada de nuevas compras, al menos les permiten aumentar sus precios promedio. Las ventas de teléfonos inteligentes han ido disminuyendo desde su apogeo de 2016. Los consumidores están cada vez más satisfechos con los teléfonos que ya poseen, por lo tanto, los reemplazan con menor frecuencia. Es por esa razón que las empresas desarrollaron pantallas plegables: Huawei Technologies Co. tiene su propio modelo de competencia, mientras que Xiaomi Corp. y Motorola de Lenovo Group Ltd., también trabajan en la tecnología.
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Samsung es claramente el actor más importante. No solo porque es el mayor vendedor de teléfonos inteligentes del mundo, sino porque además vende su tecnología a otras empresas como, nada más ni nada menos que, Apple. Según algunas estimaciones, en efecto, Samsung obtuvo más ganancias al proporcionar la pantalla de diodos orgánicos de emisión de luz del iPhone X que desde su propio Galaxy S8. Si Samsung se apodera de la tecnología de pantallas plegables, Apple podría usarla en un futuro iPhone.
La pesadilla de Samsung sería que el Galaxy Fold se convirtiera en otro Google Glass. Las gafas inteligentes, lanzadas en 2013, demostraron ser un fracaso absoluto. La tecnología no estaba lista y quitó el apetito por las gafas de realidad aumentada por años. Los teléfonos plegables son diferentes (tienen usos mucho más obvios), pero Samsung debe tener cuidado de no matar el mercado antes de que comience a funcionar.