Los agricultores de Uruguay, que se está convirtiendo en el proveedor de soja para las grandes plantas de exportación de la vecina Argentina, hacen frente al cambio climático a través de inversiones en tecnología para combatir las sequías.
La cosecha del próximo año podría llegar a cerca de tres millones de toneladas pese a los pronósticos de que el tiempo seco en la región del Río de la Plata se extenderá hasta enero. Esta cifra sería solo levemente inferior a la cosecha de 2022, que se benefició de lluvias oportunas, según la consultora Exante, con sede en Montevideo.
Ante el cambio climático que afecta la agricultura y marchita los cultivos en toda Sudamérica, los agricultores uruguayos han adoptado la tecnología para vencer al clima. En particular, han invertido mucho en variedades de soja más resistentes que aumentan el rendimiento, dijo en una entrevista Marcos Guigou, director ejecutivo de Agronegocios del Plata, una de las mayores empresas agrícolas de Uruguay.
Por la sequía, los agricultores argentinos plantarían más soja
“Hace tres, cuatro años atrás, usábamos 80 kilos de semilla de soja por hectárea y hoy capaz que estemos en 60 kilos”, dijo Guigou. Para fines de la década, según Guigou, Uruguay podría aumentar su rendimiento de soja un 25% por encima de los niveles actuales.
Las sequías que han afectado las cosechas de soja en Argentina y Paraguay allanan el camino para que Uruguay envíe este año granos a los procesadores argentinos, los principales exportadores mundiales de harina y aceite de soja.
El desafío de los productores uruguayos frente a la sequía extrema proporciona un microcosmos de cómo el negocio agrícola mundial está buscando formas de adaptarse al cambio climático, incluida la soja genéticamente modificada que tolera la sequía.
La empresa familiar Agronegocios del Plata administra unas 44.000 hectáreas de tierras agrícolas y 47.000 cabezas de ganado. Esta temporada, la compañía planea sembrar soja en aproximadamente la mitad de esa superficie. Las plantas podrían rendir bien, aunque dependerán de las lluvias que caigan durante las etapas clave de crecimiento en febrero y marzo, dijo Guigou. Durante el verano del hemisferio sur se pronostica una tercera sequía consecutiva provocada por La Niña.
“Nosotros pensamos que puede ser un año correcto”, afirmó.