Hay mucho por desentrañar en la última misiva del presidente Donald Trump sobre el complejo tema de los precios del petróleo y los restrictivos acuerdos de los productos básicos.
We protect the countries of the Middle East, they would not be safe for very long without us, and yet they continue to push for higher and higher oil prices! We will remember. The OPEC monopoly must get prices down now!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 20, 2018
Primero, está el momento. Me resisto a leer los hábitos de Twitter del presidente como las entrañas de alguna desafortunada criatura. Pero ciertamente parece que se pone ansioso por el petróleo cuando los precios suben bruscamente, en especial cuando se acercan a entre US$75 y US$80 por barril.
Que esto haya coincidido con el período previo a las elecciones de mitad de período, cuando solo quedan 47 días, probablemente no haya ayudado. El Informe Político Cook enumera 67 carreras a la Cámara de Representantes que son más competitivas, que se inclinan ya sea hacia un republicano o un demócrata o son impredecibles. De estos, no menos de 64 votaron la última vez por un representante republicano. Y, como escribí aquí junto con mi colega Elaine He, muchas de estas carreras son en regiones donde los votantes tienden a conducir más que el promedio y ganan menos que el promedio, lo que hace que los precios más altos en las estaciones sean un tema que afecta particularmente. Es probable que tampoco ayude que Trump esté mirando cada vez más a los hombres del presidente que están enredados en la investigación de Robert Mueller y enfrente la potencial revelación de lo que parecía un nombramiento amarrado en la Corte Suprema.
Y realmente no ayuda que la Casa Blanca comparta gran parte de la responsabilidad de donde están ahora los precios del petróleo.
A pesar de las reiteradas afirmaciones del presidente, la OPEP no es un monopolio y nunca lo ha sido. El hecho de que haya tenido que elegir a Rusia para recuperar parte del precio perdido en la reciente caída es la señal más segura de esto.
Y mientras Estados Unidos protege a algunos de los países de Oriente Medio, el enfoque algo imprevisible de Trump de la política exterior significa que ningún aliado puede estar tan seguro del orden liderado por EE.UU. como lo estuvo alguna vez (ver esto). Amenazar a los mismos países con "recordaremos" en el mismo tuit lo expone.
Lo que es más importante, EE.UU. ciertamente no protege a un país de Medio Oriente en particular, Irán. La decisión de Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Teherán y volver a imponer las sanciones son el principal factor detrás de la actual fortaleza del petróleo, ya que las exportaciones petroleras de Irán han disminuido en casi un tercio desde abril.
El otro gran problema de suministro que afecta los precios se refiere a Venezuela, donde la caída de la producción de petróleo es tanto una víctima como un causante del colapso económico del país. Según se ha informado, Trump ha discutido una potencial intervención militar en el país, que, dada la historia reciente de tales iniciativas, es posible imaginar que no necesariamente estabilizará las cosas. Y perdóneme si ya lo sabe, pero Venezuela no está en Medio Oriente.
En resumen, es complicado: la díscola política interna de EE.UU. y la posición extranjera impredecible se entrecruzan con el delicado acto de equilibrio de Arabia Saudita, y todo en el habitual contexto tipo Jackson Pollock de geopolítica y economía del petróleo.
Culpar a la OPEP es agradable y, lo que es más importante, cabe dentro de 280 caracteres. Pero no es la realidad.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.