Si visita Brasil, probablemente oirá y le entregará dinero a la familia Moreira Salles.
Es copropietaria del banco más grande del país, controla el 80% de la oferta mundial de un metal de tierras raras clave utilizado en todo, desde automóviles hasta marcapasos, y tiene participaciones en una serie de empresas, incluido el fabricante de las famosas sandalias Havaianas. El apellido está estampado en todos los museos, arraigado en la cultura y profundamente consolidado en las finanzas. En total, la familia tiene un patrimonio de más de US$20.000 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg.
Pero existe una empresa que la familia se ha esforzado por mantener fuera del ojo público: la máquina de hacer dinero que maneja la fortuna familiar.
Pocos fuera de los círculos bancarios del país han oído hablar de Brasil Warrant Gestão de Investimentos, o BWGI. Sin embargo, la “family office”, que comenzó en su forma actual en 2008, ahora administra más de US$6.000 millones y emplea a cerca de 50 personas en São Paulo y Nueva York que negocian acciones, bonos, capital privado, materias primas y monedas en todo el mundo, según se puede observar en documentos regulatorios. Uno de sus principales fondos —que según la ley brasileña debe realizar divulgaciones públicas— entrega una idea de cuán exitoso ha sido.
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El fondo de cobertura Mantiqueira de US$860 millones acaba de tener su mejor mes en diciembre con una rentabilidad de más de 170% en los últimos cinco años, superando a casi todos sus pares, según muestran datos compilados por Bloomberg. Eso equivale a una tasa compuesta de aproximadamente 22% al año.
“Bromeo con que nuestro único cliente no retira su dinero cuando lo estamos haciendo mal, retira a los gerentes y contrata a otros nuevos”, dijo el año pasado Demosthenes Madureira de Pinho Neto, exfuncionario de alto rango del banco central que lidera BWGI, en una poco habitual aparición pública organizada por la firma de inversión de impacto VRB. “Por lo tanto, la presión ahí es para tener un mejor desempeño”.
Pinho Neto, quien llegó de Itaú Unibanco Holding, propiedad en parte de la familia, declinó referirse a BWGI, al igual que los cuatro hermanos del poderoso clan: Fernando, Pedro, João y Walter. Antiguos y actuales empleados contactados por Bloomberg News tampoco quisieron comentar sobre la “family office”.
Las “family office” han existido durante siglos, administrando las inversiones, los asuntos fiscales, así como las vidas personales de los ricos. Pero se han disparado en número en las últimas décadas a medida que poderosas familias industriales, minoristas e inmobiliarias como el clan Ferrero de Italia, los Li Ka-Shing de Hong Kong y los Wertheimers del imperio Chanel han construido operaciones sofisticadas para invertir discretamente sus florecientes fortunas personales.
En Brasil, donde la desigualdad es profunda y muchas de las empresas más grandes del país son familiares, ninguna es más grande que BWGI. En el pasado, los brasileños ricos podían fácilmente depositar su dinero en bonos del Gobierno y obtener un rendimiento decente de bajo riesgo porque las tasas de interés eran altísimas. Pero más recientemente, el banco central ha bajado las tasas a mínimos históricos, lo que ha obligado a las familias adineradas a ser más creativas.
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La familia Moreira Salles incorporó a Pinho Neto para supervisar BWGI en 2011, poco después de vender una participación minoritaria en Cia. Brasileira de Metalurgia & Mineraço, su productor de niobio, que generó casi US$4.000 millones en ese entonces.
“Nuestra principal prioridad desde el principio fue la diversificación”, dijo Pinho Neto en la transmisión por internet. “Así que la liquidez siempre fue la primera —y la principal— preocupación en lo que hacemos aquí. Lo segundo fue intentar cierta diversificación regional”.
Casi no hay información sobre BWGI disponible públicamente, aunque han surgido algunos detalles. La mayor parte del dinero que administra la empresa se mantiene en inversiones de menor riesgo que buscan igualar los rendimientos del mercado. Sin embargo, en los últimos años, las operaciones de BWGI se han vuelto cada vez más complejas, agregando nuevos equipos para apuestas más riesgosas y poniendo dinero a trabajar en todo el mundo, según personas con conocimiento de las operaciones de la empresa.
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La “family office”, que lleva el nombre de una empresa británica que su patriarca, Walther Moreira Salles, exministro de finanzas y embajador en Estados Unidos, compró en la década de 1950, recluta principalmente de las altas esferas de la banca y los fondos de cobertura de Brasil, lo que ayuda a mantener la privacidad de su funcionamiento interno.
Hoy, casi dos tercios del dinero de la firma se encuentra invertido fuera de Brasil, según documentos. BWGI tiene sus propios fondos de cobertura, una unidad de capital privado y un equipo que selecciona administradores de activos globales para invertir en su nombre. Hasta cierto punto, su estructura se inspiró en grandes dotaciones universitarias en EE.UU., como la de la Universidad de Yale, que combina la asignación de activos a largo plazo con inversiones alternativas y bienes raíces. Los equipos compiten por una mayor parte del dinero de los dividendos que emanan constantemente de las empresas de la familia.
La familia Moreira Salles ha recibido alrededor de 13.000 millones de reales en dividendos (equivalentes a US$2.450 millones en dólares de hoy) de Itaú y CBMM, como se conoce a la minera de niobio, entre 2017 y 2019, según cálculos de Bloomberg basados en documentos presentados.