Uruguay podría convertirse en un exportador de hidrógeno para fines de la década si puede convencer a los inversionistas del sector privado de respaldar los esfuerzos para usar los abundantes recursos de energía renovable del país para producir el combustible verde, según la petrolera estatal Ancap.
El Gobierno está desarrollando directrices e incentivos como exenciones tributarias para su primer proyecto de prueba para combustible de hidrógeno y podría presentarlo a los inversionistas este mes. Es probable que al menos un inversionista sea seleccionado a través de un proceso competitivo este año, dijo en una entrevista Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap.
El llamado hidrógeno verde, que utiliza electricidad renovable para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno, se está convirtiendo en una posible fuente de energía alternativa para ayudar a reducir los gases de efecto invernadero. Uruguay tiene un exceso de energía limpia de proyectos eólicos, solares e hidroeléctricos, así como un puerto de aguas profundas en el Océano Atlántico que daría a la nación acceso a mercados de exportación clave, dijo Stipanicic.
“Vamos a introducir el hidrógeno como una fuente para almacenar energía renovable” para uso interno, dijo Stipanicic. “Pero la gran apuesta es la exportación de hidrogeno”.
Ancap ha perdido dinero en seis de los últimos 10 años y un presupuesto de inversión limitado significa que tendrá que ser “creativo” para expandirse en la industria del hidrógeno, dijo Stipanicic. Un proyecto para exportar hidrógeno a mercados como la Unión Europea probablemente demoraría entre cinco y ocho años en desarrollarse.
La compañía, de 89 años de antigüedad, formalmente Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Portland, ya tiene experiencia en la producción de hidrógeno para su refinería y posee un sitio cerca del puerto de Montevideo que podría arrendar o aportar a una empresa conjunta.
Ancap también podría aprovechar su papel como regulador de la industria petrolera para subastar bloques en alta mar para parques eólicos que podrían alimentar electrolizadores que producen hidrógeno y una planta de amoníaco. Los contratos de exploración de gas natural y petróleo en alta mar de la compañía le dan la opción de tomar participaciones minoritarias de terceros en descubrimientos viables desde el punto de vista de la explotación comercial, y esos acuerdos podrían servir como modelo para un proyecto de hidrógeno, dijo Stipanicic.
Los inversionistas pusieron miles de millones en el desarrollo de plantas de energía eólica, solar y de biomasa en la última década. Junto con la energía hidroeléctrica, suministraron el año pasado cerca de 93% de la electricidad del país. Uruguay también tiene un importante superávit de electricidad, parte del cual actualmente exporta, pero que podría utilizarse en su lugar para producir hidrógeno. Los costos de los equipos de electrolización están disminuyendo y la conversión de hidrógeno en amoníaco haría que el transporte por barco fuera económico, según un informe de BloombergNEF.
“La idea es que Ancap tenga alguna participación” en el negocio del hidrógeno, dijo Stipanicic. “Pero no vamos a liderar la inversión. La inversion la van a hacer privados”.
HV