El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa respaldando la existencia y gravitación que desde la temprana segunda posguerra mantienen tanto la Organización de los Estados Americanos (OEA) como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pese a su discurso aislacionista cifrado en la idea del America First, el republicano encuentra en ambas estructuras el soporte para poder hacerle frente al reordenamiento geopolítico caracterizado por el multipolarismo que distingue al primer cuarto del siglo XXI.
Cecilia Degl'innocenti presentó el tema en "Desde el canil" junto a Ariel Maciel. Los periodistas coincidieron en que la OEA mantiene el poder en cuanto a la representación de la dimensión diplomática y política entre las naciones del continente americano, mientras que la OTAN enfrenta un presente incierto, especialmente desde la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, guerra actualmente en curso. El conflicto propicia el rearme europeo.
En lo que respecta a la OTAN, a pesar de sus amenazas con fracturar la alianza, esta semana Trump asistió a la cumbre desarrollada en La Haya, Países Bajos, donde quedó sellado el acuerdo de que 31 de sus 32 miembros aporten anualmente el 5% de su PBI en Defensa. La excepción la constituye España. Madrid planteó un porcentaje menor y enfrentó la ira del republicano. A fines comparativos, Rusia, enfrentada al bloque atlántico, destina actualmente el 6% de su PBI a la Defensa.
El involucramiento directo de Washington en el conflicto bélico entre Israel e Irán que supuso el bombardeo de las centrales nucleares de Teherán es visto con atención y detenimiento por China, dado que una nueva escalada en la región podría ocasionar el cierre del estrecho de Ormuz, punto geográfico clave del comercio internacional por donde circula el 20% del petróleo del planeta, según se comentó en el programa.
En cuanto a la OEA, Estados Unidos reafirmó su compromiso con el bloque. Esta semana, durante la celebración de la 55° Asamblea General, el foco de la delegación estadounidense estuvo puesto en la idea de cómo contragolpear la injerencia de China en América Latina. Pekín tiene una fuerte presencia comercial en la región y, a su vez, es observador permanente del organismo, lo que preocupa a Washington, según mencionaron los periodistas.
La OEA volvió a poner bajo la lupa la competencia entre EEUU y China por la región
La apuesta de la Casa Blanca por la OEA no fue ciega. Estados Unidos cuestiona su papel ante la crisis en Venezuela y Haití. "El año pasado, el mundo entero fue testigo de una elección robada descaradamente en Venezuela. La oposición no solo ganó abrumadoramente, sino que tenía las pruebas para demostrarlo: las “actas”. El régimen ni siquiera se molestó en disputar seriamente la validez de las “actas” o el fraude electoral. En respuesta a ese descarado fraude electoral, ¿qué ha hecho esta organización? Por lo que podemos ver, nada sustancial", criticó el vicesecretario de Estado Christopher Landau.
El déficit comercial de Estados Unidos registró un sorpresivo aumento en mayo
En paralelo, la cuestión de los derechos humanos fue otro eje de tensión con los países del bloque liderado por Brasil, México, Colombia y varias naciones caribeñas, que suelen votar en contra de las posiciones de Estados Unidos. Washington financia el 50% del presupuesto anual de la OEA. En las votaciones clave, pierde sistemáticamente ante la alianza regional encabezada por Lula da Silva. Frente a esto, Landau lanzó una advertencia explícita: si el foro no responde a los intereses estratégicos de Washington, dejará de recibir fondos. El mensaje fue claro: si China y Brasil quieren conducir la OEA, que también se hagan cargo de financiarla.
La doble jugada estadounidense —militar y diplomática— muestra que el declamado aislacionismo de Trump no implica un retiro real y concreto del escenario mundial, sino una reorganización del poder bajo nuevas condiciones, siempre desde la centralidad estadounidense y con los golpes de efecto como moneda corriente. Contrapesar la creciente influencia del Sur Global y sus organizaciones comerciales y militares, entre las cuales los BRICS es la que mayor peso comienza a imponer, constituye un desafío urgente para la hegemonía estadounidense.
BR / FPT