"Si usted no tiene la altura emocional para hacer frente a la crueldad que está generando, al dolor y las consecuencias del ajuste, no se lo digo yo sino la escena misma: tiene que renunciar", disparó el periodista Pablo Caruso en su editorial de apertura sobre la causa del fentanilo contaminado. El conductor de "QR!" criticó así con dureza a Mario Lugones, ministro de Salud de la Nación, quien luego de prácticamente mantenerse en silencio durante casi toda su gestión, atravesada por múltiples conflictos en su órbita, salió a dar declaraciones periodísticas, momento en que casi rompió en llanto frente a las cámaras.
En el programa que se emite por Bravo TV de lunes a viernes a las 22, se presentó un fragmento de una entrevista recientemente concedida por el ministro donde se mostró muy sensibilizado por el fallecimiento de casi 100 personas debido al fentanilo contaminado. "Si algo le faltaba al Gobierno de [Javier] Milei en comparación con el de [Carlos] Menem era un ministro llorando por las consecuencias de sus políticas", replicó Caruso, quien subrayó que será la Justicia quien deba determinar el grado de responsabilidad que le cabe a Lugones, a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y al dueño del laboratorio HLB Pharma, productor de las ampollas contaminadas con bacterias.
En su análisis, Caruso articuló la política de deterioro planificado de las condiciones materiales y salariales de los hospitales públicos y del PAMI con la causa del fentanilo. Agregó además que de la órbita de Lugones salió la directiva de cortar el suministro de medicamentos oncológicos a pacientes con cáncer, quienes, muchos, han fallecido, según apuntó el periodista.
Luego prosiguió: "Usted es médico. ¿Cómo permitió -y fue partícipe- de la precarización del sistema de salud desde que arrancó su gestión hasta ahora? Y además es el ministro del área", reprochó el periodista, y completó: "Usted estuvo en silencio mientras generó un enorme daño al sistema de salud".
El caso, calificado por Caruso como la peor tragedia sanitaria nacional después de la pandemia de COVID-19, expone la fragilidad del control de medicamentos y la falta de prevención estatal. “Nadie puede darse por sorprendido porque esta es la consecuencia de la precarización del sistema. La gente se muere”, cerró.
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