El vicepresidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT), Carlos Palmieri, analizó para Canal E que la maquinaria agrícola del país muestra un alto nivel de obsolescencia tecnológica y que la falta de financiamiento, los impuestos y los costos logísticos impiden su renovación.
Carlos Palmieri describió el panorama actual del sector: “El parque en términos generales, hablando de tractores, cosechadoras y pulverizadoras, anda cerca también del 80% del parque tiene más de 15 años. Entonces eso demuestra que el parque no está obsoleto, pero que sí hay una cantidad muy importante de máquinas que no tienen incorporadas las últimas tecnologías”.
La influencia de la tecnología en la competitividad del sector
Según desarrolló, esta brecha tecnológica impacta directamente en la competitividad: “Restándonos competitividad, sí, en distintos aspectos, depende la máquina de la cual vos estás hablando. Genera distintas pérdidas de productividad por no ser lo que se pudiera”.
Palmieri ejemplificó las consecuencias del atraso tecnológico: “Hablar de una sembradora que no tiene la última tecnología para hacer un plantado eficiente, entonces tenés pérdida de nacimiento porque quizás no conseguís plantar todas las semillas con la altura y con el espaciamiento que corresponde”.
Falta de rendimiento en la maquinaría agrícola
Sobre la misma línea, agregó que en el caso de las pulverizadoras, “no poder controlar el tamaño de gota de forma eficiente, la cantidad de producto que se aplica de forma eficiente, te hace que produzcas una sobreaplicación o una subaplicación y eso termina en una productividad menor”.
El entrevistado señaló que las cosechadoras también generan pérdidas: “Por no tener la última tecnología incorporada, produce pérdidas o produce roturas, pérdidas al ingresarlas en el procesamiento del cereal o pérdidas por cola también”.
El balance, advirtió, es negativo: “Cuando vamos sumando todas esas pérdidas terminamos con que el campo argentino podría tener un índice de mejoría de productividad y de rentabilidad para el productor y para el país producto de incorporar tecnología simplemente. Hablamos de 15 o 20% de pérdida cómoda”.