En diálogo con Canal E, el periodista y analista cultural Sebastián Di Doménica destacó que la inteligencia artificial “multiplica las posibilidades de producción, pero también genera pérdida de puestos tradicionales”.
La revolución silenciosa: cómo la IA transforma la producción audiovisual
“En los últimos dos años hubo una expansión muy importante del uso de la inteligencia artificial en la producción de cine y series”, afirmó Sebastián Di Doménica, quien explicó que esta tendencia, nacida en Hollywood, ya llegó a países como Argentina y crece de manera exponencial. Según estimaciones, “para 2027 el mercado de tecnologías aplicadas al cine superará los 100.000 millones de dólares”.
El impacto abarca múltiples áreas: “Se utiliza para efectos visuales, desarrollo de guiones, doblaje, voces, creación de imágenes y análisis de consumo”, detalló. Además, la IA permite personalizar los productos según los datos del público: “Sabe qué mira, cuándo lo mira, cuándo abandona una serie”.
“El Eternauta es un gran ejemplo de cómo la IA puede reducir costos sin perder calidad”, afirmó el entrevistado. Esta producción argentina costó 15 millones de dólares, lo que representa una fracción del presupuesto habitual de grandes series globales: “Con un capítulo de Stranger Things se hacen dos Eternautas completos”, comparó.
Más eficiencia, menos empleos: ¿un dilema inevitable?
La tecnología trae aparejados cambios estructurales. “Claramente, algunas tareas que antes eran manuales hoy se hacen de forma más eficiente y con menos personal”, reconoció. Sin embargo, destacó su potencial democratizador: “Países que antes no podían producir, hoy sí pueden gracias a estas herramientas”.
“El Eternauta no se podría haber realizado en Argentina sin estas posibilidades”, señaló. Gracias a una “producción híbrida”, escenas que aparentaban filmarse en exteriores se construyeron en estudio con reconstrucción digital. Esa eficiencia fue la clave del éxito económico del proyecto.
No obstante, Di Doménica advirtió sobre la necesidad de preservar la calidad artística: “Las plataformas quieren mejores productos, pero sin perder la naturalidad que dan los actores reales”. En este sentido, apuntó a la reciente lucha sindical en Hollywood como modelo a seguir: “Guionistas y actores lograron que se requiera consentimiento para usar sus voces o imágenes digitalizadas”.
“La IA desplaza empleos, pero también crea nuevas áreas, nuevos roles y nuevas formas de hacer cine”, concluyó. El desafío, dijo, es equilibrar esa transformación con el resguardo de los derechos laborales y la creatividad humana.