En diálogo con Canal E, la tributarista, Fernanda Laiun, reflexionó sobre la evasión impositiva en Argentina, las reformas necesarias y la comparación con sistemas más estrictos como el de Estados Unidos.
La evasión, un problema estructural del sistema tributario
Para Laiun, la situación fiscal argentina enfrenta un desafío profundo: “No podemos esperar nada extraordinario de una reforma tributaria mientras el Estado dependa tanto de lo que recauda”, advirtió.
Explicó que “trabajamos con leyes hechas en la época en que se vendían vacas y granos, y prácticamente no existían los servicios o la economía digital”, lo que vuelve urgente una modernización impositiva. Sin embargo, consideró que en el contexto actual, “una gran reforma parece un lujo cuando sobran pocos pesos”.
Por eso, sostuvo que “lo esperable del Gobierno es que se dedique a combatir la evasión”, ya que reducirla permitiría ampliar el margen para futuras reformas estructurales. Según la especialista, la evasión en Argentina ronda el 50% del PBI, lo que significa que “hay otro PBI paralelo que queda en los bolsillos de los no contribuyentes”.
Laiun afirmó que el control tradicional ya no es viable: “Con la cantidad de contribuyentes que somos, es imposible hacerlo solo con inspectores. El futuro está en invertir en sistemas inteligentes”. Aclaró que no se trata necesariamente de inteligencia artificial, sino de “tribunaristas inteligentes que sepan dónde buscar los indicadores de evasión”.
Además, rechazó la idea de que el país tenga una “cultura del no pago”: “No hay una cultura de no pago de impuestos, lo que hay es una falta de sanción”, enfatizó.
Sanción y confianza: las claves del cambio
Al analizar el impacto de los múltiples impuestos, Laiun coincidió en que la complejidad del sistema empuja a muchos empresarios a la informalidad. Sin embargo, fue tajante: “El que no paga nada, ni un peso, no va a pagar aunque el sistema sea simple, si no hay penalidad”.
También advirtió sobre la falta de confianza institucional: “Cada cuatro años hay una moratoria o un blanqueo. Entonces, ¿por qué alguien pagaría en tiempo y forma si sabe que más adelante lo van a perdonar?”.
Al comparar con Estados Unidos, subrayó que la diferencia está en la severidad de las sanciones: “Allá podés caminar por la cornisa todo lo que quieras, pero el día que te toman, te multan, vas preso o te quitan todo. Esa es la clave”.
Para la experta, la existencia de un castigo efectivo cambia la conducta ciudadana: “No es que la gente disfrute pagar impuestos, pero cuando sabe que hay consecuencias, cumple”.
Por último, recordó que las medidas de control en Argentina fueron flexibilizadas: “Hoy te piden datos a partir de compras de un millón de pesos. Es parte de una política para bancarizar el dinero, pero con pisos más altos que antes”, explicó.
Laiun concluyó que “sin sanción efectiva y sin coherencia institucional, la evasión seguirá siendo el mayor obstáculo para el crecimiento”.