Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA), advirtió en diálogo con Canal E sobre el marcado enfriamiento del consumo en el sector de alimentos. “Si no tengo la venta que necesito, tampoco voy a comprar lo demás”, afirmó al describir el contexto actual de los negocios de cercanía.
Según relató, en sus recorridas habituales por mayoristas, ya se empieza a notar la ausencia de comerciantes, un síntoma directo de la retracción en las ventas. Esta situación, explicó Savore, está obligando a los mayoristas a ofrecer descuentos cada vez más agresivos, algo que no se veía en los meses de mayor inflación.
Cambio de hábitos y cautela en las compras
Savore remarcó que el comportamiento de los consumidores también ha cambiado. “Antes, la gente cobraba y salía a llenar la heladera por miedo al aumento de precios. Hoy eso no pasa”, indicó. Según su visión, como la mercadería no está subiendo de forma abrupta, se impone una lógica de consumo más pausada y racional.
Desde la vereda de los almaceneros, la estrategia también se ajusta: “Así como antes necesitábamos llenar el depósito para cubrirnos de aumentos, hoy eso no tiene sentido”, explicó. Incluso citó el caso de un colega que compró azúcar a $1.400 y hoy la vende a $1.200 por haber bajado el precio de reposición a $900.
Inflación contenida pero persistente
Consultado sobre la evolución de los precios en alimentos y bebidas, Savore estimó que el índice inflacionario para abril podría ubicarse entre el 4% y el 4,5%. “Los aumentos que vimos en los primeros días del mes fueron agresivos, pero luego se aplacaron. Aun así, no creo que dé por debajo del 4%”, aseguró.
Savore insistió en que, a pesar de la desaceleración de los precios, “el bolsillo está complicado” y los niveles de consumo siguen muy por debajo de lo habitual. “La promoción ya no alcanza. La gente compra menos, aunque esté más barato”, remarcó.
El vicepresidente de FABA dejó en claro que, a pesar de la estabilidad de precios en algunos rubros, la caída en las ventas es una preocupación central. Mientras tanto, los mayoristas y almaceneros ajustan sus estrategias en un contexto donde la prioridad es resistir sin sobreexponerse al riesgo de pérdidas.
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