En diálogo con Canal E, el economista Pedro Gaite aseguró que el nuevo presupuesto “envía señales erróneas al mercado” y prioriza el equilibrio fiscal en detrimento de una estrategia sólida para la acumulación de reservas.
Proyecciones económicas poco creíbles y señales confusas
Para el economista, el discurso presidencial es secundario frente a la debilidad técnica y política del presupuesto. “Más que analizar el discurso de ayer, tiene más sentido analizar el presupuesto en sí, los números concretos”, afirmó.
“En general se subestima la inflación para tener más recursos para gastar con discrecionalidad”, explicó. Según Gaite, el Gobierno incurre en errores repetidos: proyectar un crecimiento económico exagerado, una inflación subestimada y un tipo de cambio ficticio.
Una de sus advertencias más fuertes se dirige a la sostenibilidad externa: “La proyección del dólar está por debajo del valor actual, lo que marca que el Gobierno está dispuesto a seguir apreciando el tipo de cambio”, dijo. Esto, señaló, genera inconsistencias graves con las metas externas: “El presupuesto proyecta un déficit comercial de casi 6.000 millones de dólares mientras vencen 20.000 millones en deuda externa el próximo año”.
Además, cuestionó el optimismo oficial: “El mensaje que baja el presupuesto es errado si se quiere hablarle al mercado”, sostuvo, resaltando que el país tiene muy pocas reservas, y que los dólares que podrían ingresar vía inversión extranjera o cuentas financieras son insuficientes.
Déficit comercial, ajuste encubierto y eliminación de leyes clave
Para Gaite, la política cambiaria está al límite: “El mercado está viendo que después de las elecciones va a haber una corrección cambiaria”, indicó, basándose en los contratos de futuros. También fue contundente sobre las consecuencias de seguir interviniendo para contener el dólar:
“Este dólar está contenido a base de tasas de interés por las nubes, encajes bancarios prohibitivos y una intervención muy fuerte en el mercado de futuros”, denunció.
En cuanto al gasto público, advirtió sobre una maniobra conocida: “Se subestima la inflación para que el aumento nominal en partidas sensibles como jubilaciones o educación parezca real”, explicó. Por ejemplo, si la inflación proyectada es del 10% y el aumento es del 20%, parece un 10% real. “Pero si la inflación termina siendo más alta, ese aumento se licúa y en la práctica es un recorte”, aclaró.
Además, Gaite reveló que el presupuesto incluye la derogación de leyes fundamentales: “Se plantea derogar la ley que garantiza un gasto educativo mínimo del 6% del PBI y también la de financiamiento a la ciencia y técnica”, lo que a su juicio “allana el camino para un ajuste mayor”.
Finalmente, concluyó que el presupuesto no está diseñado para resolver los problemas estructurales: “Sigue siendo un presupuesto de ajuste, incluso en partidas sensibles como jubilaciones y educación, y baja un mensaje erróneo en términos macroeconómicos”, sentenció.