En un escenario global en constante movimiento, y en diálogo con Canal E, el analista internacional Luis Rosales explicó las implicancias del acercamiento entre Estados Unidos y China y la posición estratégica de Argentina frente a las potencias.
Una relación en construcción: EE.UU. y China negocian con fuerza
"No hay que dejar de temerle a Trump", afirmó elentrevistado, en referencia a la dinámica actual entre Estados Unidos y China. Según Rosales, el expresidente estadounidense es un “negociador nato” formado en el competitivo ambiente inmobiliario de Manhattan, lo que explica su estilo confrontativo pero pragmático.
“Siempre avanza, trata de sacar la mayor porción y luego sienta al otro lado a la mesa y negocia”, sostuvo. El conflicto comercial con China, lejos de haberse resuelto, se encuentra en un proceso de transformación constante. “Los chinos actuaron con dureza también, no fue una negociación fácil”, explicó, destacando que ambas potencias tienen negociadores experimentados y que eso hace al conflicto más complejo.
Argentina entre dos gigantes: dependencia y estrategia
Frente a este nuevo escenario, Rosales señaló que Argentina debe encontrar una estrategia para sacar ventaja, a pesar de su limitada influencia directa en el conflicto.
“Somos chinos dependientes de materias primas y somos Brasil dependientes en exportaciones industriales”, explicó, detallando que el complejo exportador argentino está fuertemente orientado hacia China, principalmente en productos como la soja y el aceite.
En contraste, “con Estados Unidos tenemos un comercio mucho menor”, lo que reduce el impacto directo de la guerra comercial en la economía local. Según Rosales, esto se traduce en que, si Argentina desapareciera del mapa, “la aguja en la vida diaria de los norteamericanos se movería muy poco”.
Apoyos estratégicos y realineamientos políticos
La reciente confirmación del apoyo estadounidense al gobierno argentino tras las elecciones fue leída como una señal positiva. Para Rosales, ese respaldo se relaciona también con afinidades ideológicas y vínculos personales.
“Hay una buena relación de Milley con Trump, básicamente porque son parte del mismo club”, afirmó. Ambos líderes comparten una postura antisistémica y un enemigo común: la ideología "woke" y las izquierdas latinoamericanas.
Rosales amplió el panorama regional al indicar que “a la administración Trump le tocan pocos aliados en América Latina”, entre los que se destaca Argentina junto con El Salvador, Ecuador y Paraguay. En este contexto, “Argentina sin duda es el país más importante de la región”, subrayó.
Popularidad e influencia: el valor simbólico de Milei
Además del vínculo personal, hay un factor de imagen que refuerza la relación. “Milei es popular entre los seguidores de Trump, y eso Trump lo tiene en cuenta”, destacó Rosales. Esta conexión simbólica puede traducirse en beneficios estratégicos, como lo fue el rápido apoyo del Fondo Monetario Internacional al gobierno argentino, según su análisis.
“A Trump le gusta rodearse, codearse con gente popular, y Milley lo es”, concluyó el analista, dejando entrever que el carisma y la identificación política son activos valiosos en el ajedrez internacional.