En una entrevista exclusiva con Canal E, el analista internacional Alberto Ruskolekier analizó la creciente tensión en Medio Oriente luego de que el presidente estadounidense Donald Trump anunciara el retiro de Estados Unidos de las negociaciones con Irán. El foco del conflicto es el avance del régimen iraní en el enriquecimiento de uranio, lo que podría llevarlo a contar con capacidad nuclear en un plazo muy breve.
“Estados Unidos decidió retirarse porque Irán no acepta desnuclearizarse. Ya tienen más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60%, y el paso de 60 a 90% es muy corto”, señaló Ruskolekier.
El reloj atómico corre
Según explicó el especialista, si bien la pureza necesaria para fabricar una bomba nuclear es del 90%, el tramo más lento del proceso es llegar al 60%. Por eso, el dato técnico preocupa tanto a Israel como a Estados Unidos. El propio Rafael Grossi, titular del Organismo Internacional de Energía Atómica, advirtió que no hay garantías de control sobre las instalaciones nucleares iraníes.
“Israel no puede esperar a que Irán declare abiertamente que tiene un arma nuclear. Ya existen movimientos militares en la región que indicarían una preparación para un ataque preventivo”, agregó.
De acuerdo a Ruskolekier, el Estado israelí considera que, frente a la amenaza explícita del régimen de los ayatolas, “la guerra preventiva es una cuestión de supervivencia”.
Un eventual ataque y su impacto geopolítico
Consultado sobre el alcance de una posible ofensiva, el analista explicó que Israel no tiene intención de invadir Irán, pero sí de lanzar ataques aéreos de alta precisión sobre instalaciones clave.
“Israel ya tiene localizados el 95% de los objetivos, pero necesitaría un guiño de Estados Unidos, que es quien posee las bombas de gran penetración necesarias para alcanzar los sitios subterráneos”, remarcó.
La operación implicaría el abastecimiento aéreo a lo largo de unos 2.000 kilómetros y podría desatar una lluvia de drones y misiles iraníes sobre territorio israelí. Irán habría preparado un plan para lanzar entre 500 y 1.000 proyectiles diarios en caso de ser atacado.
La sombra de Hiroshima
Al ser consultado sobre el riesgo de una guerra nuclear, Ruskolekier fue categórico: “No se trata de utilizar armas nucleares, sino de impedir que Irán llegue a tenerlas”. Sin embargo, alertó sobre la dimensión de las armas actuales: “Las bombas nucleares modernas tienen una capacidad de destrucción al menos 20 veces mayor que las lanzadas en Hiroshima y Nagasaki”.
A modo ilustrativo, compartió una experiencia personal: “Un sobreviviente de Hiroshima me dijo que la sensación fue como si el sol bajara a la Tierra. Esa imagen me quedó grabada”.
El dilema moral y estratégico
Para el analista, el debate no es técnico, sino político y ético. “¿Para qué se enriquece uranio a niveles que solo sirven para uso militar?”, se preguntó. Y recordó que el acuerdo nuclear firmado en 2015 por el expresidente Barack Obama fue desestimado por Trump en 2018, ante la falta de cumplimiento por parte de Irán.
“Irán ha mentido reiteradamente y sigue avanzando en su programa. Es un país que ha declarado por más de cuatro décadas su intención de destruir a Israel. La opción de una guerra preventiva es trágica, pero podría evitar un mal mayor”, sintetizó.
Estados Unidos cambia de prioridades
En otro tramo de la entrevista, Ruskolekier explicó que Estados Unidos está redireccionando recursos desde Ucrania hacia Medio Oriente. “Trump no es proclive a seguir apoyando a Ucrania, pero sí podría brindar asistencia a Israel en este nuevo escenario”, afirmó.
Además, destacó que Arabia Saudita y Jordania han colaborado previamente en la defensa aérea israelí ante ataques iraníes, lo que podría prefigurar un nuevo bloque regional. “Muchos países árabes ven a Irán como un riesgo mayor que a Israel, aunque no lo digan públicamente”, concluyó.