En diálogo con Canal E, el periodista de investigación, Santiago O’Donnell, presentó su libro “Filtraciones”, recién publicado, y analizó cómo este tipo de documentos se convirtieron en una de las armas más poderosas del periodismo moderno.
Las filtraciones como motor de transparencia
“Las filtraciones hoy en día son una herramienta periodística, te diría que la más efectiva para combatir violaciones a los derechos humanos y para denunciar hechos de corrupción”, destacó O’Donnell.
Para el autor, lo que distingue a una filtración es que “muestra algo que el poder quiere ocultar”, no una fuente anónima o una gacetilla. En ese sentido, explicó que el valor central de este recurso está en la evidencia concreta: “Lo importante es el documento; permite que la persona pueda evaluar por sí misma su veracidad y su valor”.
El periodista recordó casos recientes como el de Spagnuolo, cercano al presidente Milei, acusado de coimas en el ANDIS. “Hasta los militantes más acérrimos de Milei tuvieron que reconocer que había ocurrido una ilegalidad”, sostuvo.
Para O’Donnell, los hechos comprobables y la existencia de documentos sólidos son el antídoto más fuerte contra la desinformación: “En este mundo de fake news y posverdad, el documento permite construir consenso”.
Ética, límites y privacidad
Consultado sobre los dilemas éticos, el periodista admitió que “todo el tiempo” enfrenta decisiones sobre qué publicar. “El primer paso es determinar qué pertenece al ámbito privado y qué es de interés público”, explicó.
Para O’Donnell, los funcionarios casi no tienen derecho a la privacidad: “El presidente prácticamente no tiene derecho a ninguna privacidad”, afirmó. Pero advirtió que el criterio cambia cuando se trata de ciudadanos comunes.
El periodista ejemplificó con el caso de Wanda Nara y la revelación de su enfermedad: “Legalmente lo que hizo Lanata es correcto porque ella es una persona pública, pero yo no lo hubiera hecho: hay que darle a una persona la posibilidad de comunicárselo a su familia”.
Según el autor, la ética profesional debe guiar cada decisión, más allá de lo que la ley permita: “Cada uno tiene su ética, y después está el terreno legal, que es cambiante respecto de las filtraciones”.
O’Donnell también destacó que muchas veces el poder busca “frenar las filtraciones diciendo que son ilegales o equiparándolas con espionaje”, pero que no debe confundirse: “Publicar es un acto público, espiar es un acto entre privados”.
Filtrar es fortalecer la democracia
En su libro, O’Donnell combina ensayo e historias reales sobre su trabajo con Assange, Wikileaks y otros casos internacionales. “Es un libro que resume mis 40 años de periodismo y mis 15 años de estudiar filtraciones”, señaló.
Y concluyó con una reflexión sobre el rol social de informar: “Bien utilizada, la filtración fortalece a la democracia, porque cuando la información no circula, la democracia muere”.