CIENCIA
relevamiento de la fundacion sadosky

Cada vez menos chicas eligen informática

Mientras que, en los 70, el 75% de los estudiantes en carreras de Ciencias de la Computación eran mujeres, hoy son sólo el 11%. Estereotipos y prejuicios, entre las causas de la deserción.

Aprendizaje. Las mujeres muestran un gran desconocimiento sobre de qué se tratan realmente las carreras de programación.
| Gentileza Ministerio de Ciencia

A fines del año pasado, la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina anunció que en 2013 faltaron cubrir posiciones de más de 5 mil profesionales de carreras afines a la tecnología. Una de las razones es la escasez de vocaciones que se despiertan en la infancia y la adolescencia hacia carreras relacionadas con la programación. Y si hablamos de las mujeres, el déficit es más grave, ya que sólo el 11% de los estudiantes son de sexo femenino y hay sólo una mujer cada diez hombres en el mundo de los profesionales tecnológicos.
Para entender el fenómeno desde el punto de vista sociológico, ayer se presentó el estudio “Y las mujeres… ¿Dónde están?”, el primer informe de la Fundación Sadosky sobre la baja presencia femenina en informática. Este défcit es parejo en toda la región latinoamericana, donde sólo entre el 15% y el 20% del alumnado es femenino, y también en Estados Unidos, donde alcanza el 20%. Pero esta escasez no existió siempre. “Al principio, los dos sexos por igual se animaron, pero se fue estereotipando a lo largo de estos años como algo más masculino y lejos de ‘habilidades blandas’, más ligadas a lo femenino”, explicó Fernando Schapachnik, director del programa de vocaciones en TIC de la Fundación Sadosky y encargado de presentar la investigación.
Para el experto, estos estereotipos y prejuicios han alejado a las mujeres, quienes tienen grandes cualidades que se requieren para la programación, como la creatividad y el multitasking. El problema es que estas representaciones se hallan en buena medida ya estabilizadas en la adolescencia, tanto entre los varones como entre las mujeres.
El estudio realizó encuestas a 627 alumnos de 2º a 5º año de escuelas públicas del conurbano bonaerense beneficiarias del Plan Conectar Igualdad.  Entre los principales hallazgos, el 22% de los estudiantes manifestó alguna potencialidad para desarrollarse en informática. Entre estos alumnos, hubo más del triple de varones que de mujeres. El 35% de las chicas manifestó predisposición para trabajar con tecnologías digitales pero no para la informática. Y sólo el 34% de los entrevistados dijo conocer que los salarios de las actividades informáticas eran altos.
Tampoco parece haber, en líneas generales, una “herencia laboral” determinante  en ninguno de los dos sexos. Entre las pocas mujeres que refieren conocer a una programadora, ninguna eligió la programación como actividad deseada. “Me sorprendió que las mujeres aspiran a salir a trabajar fuera de su casa. Las entrevistadas se han formado la opinión de que la programación es una tarea que se realiza en buena medida como teletrabajo. Consecuentemente, la rechazan desde un preconcepto que no es necesariamente así”, sostuvo Santiago Ceria, director ejecutivo de la Fundación Sadosky.
En términos de carreras superior deseadas, entre las mujeres, informática ocupa el penúltimo lugar y es elegida sólo por el 2,3% de las entrevistadas. Ambos sexos muestran un amplio desconocimiento sobre de qué se tratan realmente las carreras de programación, pero en el caso de las mujeres hay más aceptación de ese desconocimiento. “Entre las políticas públicas que trabajan aspectos de esta problemática, podemos destacar el portal Educ.ar, el Desafio Dale Aceptar, de creación de animaciones, y el portal Estudiar Computación, de la Fundación”, describió Ceria.
A través de esos programas y nuevas propuestas, se buscará que las mujeres se sientan más diestras en su manejo informático y despertar su vocación. “Desarticular estereotipos y visibilizar historias de vida que contradicen los preconceptos dominantes puede ser un paso fundamental”, concluyó Ceria.