Goma de látex, espuma de poliuretano, caucho, plumas de ganso y más de 130 litros de sangre falsa fueron necesarios para construir una réplica a escala real de un Tyrannosaurus rex, una reproducción anatómicamente completa, con piel, huesos y todos los órganos. ¿El objetivo? Que un grupo de científicos pudieran diseccionarlo frente a las cámaras de TV para revelar la forma de vida que pudo haber tenido esta criatura de 65 millones de años.
El extravagante experimento forma parte del documental Autopsia de un dinosaurio, que la señal de cable NatGeo estrenará mañana a las 21. Su lanzamiento coincide, no por casualidad, con el próximo estreno de la película de Steven Spielberg Jurassic World. Como para confirmar que la dinomanía está de vuelta.
El T-Rex, de unos 12 metros de largo y cuatro de alto, fue construido por una decena de artesanos durante cinco meses teniendo en cuenta los últimos descubrimientos sobre esta criatura prehistórica. De la autopsia participó un equipo de biólogos y paleontólogos comandados por el cirujano y médico veterinario Luke Gamble, con quien PERFIL dialogó vía e-mail.
—¿Cómo fue la autopsia?
—La hicimos utilizando exactamente los mismos procedimientos científicos que usaríamos en un animal real. Empezamos con una revisión de todas las características externas que podíamos ver, recolectamos todos los datos posibles sobre el espécimen (la edad determinada, el sexo, etc.) y luego investigamos la anatomía interna. Desde mi perspectiva, como veterinario del equipo necesitaba establecer cómo había muerto el animal, pero al hacerlo pudimos también aprender cómo vivió, y eso es lo que volvió al proyecto tan fascinante.
—¿Qué resultados obtuvieron en la autopsia?
—Todos nosotros estuvimos tan absortos en la tarea que sentíamos genuinamente como si estuviéramos realizando una autopsia real, con los mismos desafíos y complejidades. Trabajamos durante más de treinta horas y los resultados fueron sorprendentes. La autopsia era la única forma de establecer la edad de la criatura, visualizar la anatomía de su corazón, mirar todos los aspectos del T- Rex, saber cómo cazaba y cómo se reproducía. Fue un proyecto realmente genial.
—¿Qué le llamó la atención del dinosaurio en particular?
—Nunca olvidaré la primera vez que vi el T. Rex... su tamaño, ¡el hecho de que parecía que podría revivir en cualquier momento! Realmente fue el depredador más impresionante en la historia de nuestro planeta y de sólo imaginar, aunque sea por una fracción de segundo, lo que podría haber sido ser perseguido por una criatura tal, es absolutamente aterrador. Realmente no habríamos tenido una oportunidad. La forma en que el T. Rex evolucionó –desde su visión (mucho mejor que la nuestra ) hasta la forma en que era anatómicamente proporcionado (permitiendo que se moviera como lo hizo)– fue fascinante de aprender. También hay un descubrimiento sobre su piel, lo que realmente me tomó por sorpresa, pero no me quiero adelantar al documental. Fue un proyecto realmente genial en el que tuve la suerte de estar involucrado.