CIENCIA
Andrea Gamarnik

“Contra el dengue, el esfuerzo central debe ser la prevención”

Para la investigadora del Conicet, quien recientemente recibió un premio internacional, los programas para evitarlo deben funcionar todo el año.

Regreso. Esta investigadora es egresada de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, se especializó en Estados Unidos y regresó al país a fines del año 2001.
| Marcelo Aballay

Cuando en 2001, en plena crisis económica y social, la científica argentina Andrea Gamarnik regresó de Estados Unidos no sabía qué virus investigar. Como era una problemática importante y no había muchos colegas trabajando en el tema, se decidió por el dengue. Hoy, 15 años después de haber vuelto al país para hacerse cargo del laboratorio de virología molecular del Instituto Leloir, es una de las científicas más destacadas de América Latina por sus descubrimientos sobre ese virus. Así lo demuestra el premio internacional L’Oreal-Unesco “Por las mujeres en la ciencia” que acaba de recibir en París, Francia, elegida por un jurado presidido nada menos que por Elizabeth Blackburn, Premio Nobel de Medicina en el año 2009.
En 2006, Gamarnik y su equipo descubrieron cómo hace el virus del dengue para multiplicar su material genético, un punto clave para poder entender cómo se propaga y también para avanzar en la búsqueda de una vacuna o de medicamentos antivirales efectivos. En la actualidad, están estudiando a nivel molecular cómo es el proceso de adaptación del virus cuando pasa del humano al mosquito Aedes aegypti, y también comienzan a realizarse estas mismas preguntas con respecto al virus del Zika, en momentos en que los científicos tratan de confirmar, sin lugar a dudas, si existe una relación causal entre este virus y la microcefalia.
Este año se notificaron más de 50 mil casos de dengue en el país y hubo al menos cinco muertes, en lo que para esta investigadora del Conicet “es la peor epidemia de dengue de la historia”.
“El problema con este tipo de brotes es que poco se puede hacer cuando ya está desencadenado. Uno no puede armar programas y preparar gente sobre la marcha. Tiene que haber un programa nacional de control de vectores que esté funcionando durante todo el año. Hay una red de laboratorios que está entrenada para diagnosticar arbovirus, pero que también necesita contar con recursos. Y es necesario y que nuestro país reaccione y tome conciencia de que estamos en un lugar geográfico donde el dengue no va a desaparecer, sino todo lo contrario”, dijo Gamarnik a PERFIL.
—¿Por qué el virus del dengue no causa la misma enfermedad en todas las personas?
—Dos tercios de los infectados por este virus no tienen síntomas, un tercio tiene algún tipo de sintomatología (un cuadro leve con fiebre y dolores que duran una semana), y muy pocos casos pueden tener problemas más graves, con hemorragias, y menos aún pueden llegar a la muerte. En general, hay una relación entre infección secundaria y cuadros más graves. Pero los casos más graves no siempre están asociados a una segunda infección por dengue. Es importante aclarar que cualquiera de los cuatro serotipos del virus puede causar dengue leve o grave. Sin embargo, hay algunos dengues de primera infección que también pueden causar cuadros graves. ¿Por qué? Se piensa que puede haber características de variabilidad genética. Es cierto que existen cuatro serotipos, pero dentro de cada uno hay diferentes genotipos y, a su vez, dentro del genotipo hay distintos aislamientos. Hay mucha variabilidad. Se piensa que puede haber relación entre la variabilidad del virus con ser más o menos patógeno.
—¿Cuáles son los determinantes que causan un cuadro clínico diferente?
—No lo sabemos aún. Hay virus que se defienden muy bien de la respuesta antiviral de la célula. Cuando un virus infecta una célula, ésta se defiende: monta una respuesta antiviral. El virus evoluciona muy rápidamente y tiene la capacidad de desarrollar sistemas que evaden la respuesta. Hay virus de dengue que son muy eficientes al evadir esa respuesta antiviral, y otros menos. ¿Cuál es el resultado? Cuando uno evade eficientemente, puede infectar mejor a la célula. Estamos estudiando en el laboratorio si la variabilidad está asociada a una mayor patogénesis, si los mecanismos virales que tiene para defenderse de la respuesta antiviral de la célula son distintos.
—¿Esa variabilidad del virus hace que sea difícil dar con antivirales o una vacuna eficaz?
—No. Que no haya todavía una vacuna efectiva al 100% se debe principalmente a que debe ser tetravalente. Sí o sí tiene que proteger contra los cuatro serotipos, porque si te inmunizás contra tres y te infectás con uno para el cual no estás protegido, puede ser aún más grave. Es como tener cuatro vacunas en una. En el caso de los antivirales, creo que todavía no se invirtió tanto esfuerzo desde la academia y el sector privado para desarrollarlos. Hay cada vez más laboratorios trabajando en dengue. Creo que en algún momento habrá un antiviral, pero se piensa como algo profiláctico. En una zona con un brote de dengue, se podría dar el antiviral para que las personas no se infecten.
—¿Qué se puede hacer para frenar la epidemia?
—El mayor esfuerzo debe estar en prevención, hay que controlar al vector. No tenemos otra herramienta que atender bien a los pacientes, rápido, y cuando se identifica un caso tratar de aislarlo. El objetivo, según la Organización Mundial de la Salud, es que no haya muertos. En la ciudad de Buenos Aires este año hubo al menos dos, algo inesperado. La gente no debería morirse de dengue.

Científica comprometida
Durante su reunión con el presidente Macri, al recibir el premio y en cuanto micrófono tuvo adelante, la investigadora aprovechó su exposición para reclamar por el sueldo de los científicos y la falta de recursos. Y manifestó preocupación por el futuro de la investigación. “Nosotros recibimos todos los subsidios en pesos y casi todos los insumos son en dólares. Con un dólar que se disparó, de un día para otro se redujo a la mitad el poder adquisitivo para llevar adelante proyectos que nos comprometimos a hacer”.
Además, denunció que en el ámbito científico las mujeres enfrentan “múltiples obstáculos” para llegar a posiciones de liderazgo. “Unesco y L’Oreal hicieron una encuesta en Europa y vieron que el 67% de las personas piensa que las mujeres no tienen la capacidad para liderar un proyecto científico. Hay un estereotipo de género arraigado en nuestra sociedad patriarcal en el que hay que seguir trabajando”, sostuvo.