CIENCIA
A 50 AÑOS DE LA LLEGADA A LA LUNA

El astronauta Buzz Aldrin recuerda la "magnífica desolación" de la Luna

El martes se cumplió medio siglo de que el astronauta, junto Armstrong y Collins, fue lanzado al espacio sobre el cohete "Saturn 5" desde el Centro Espacial Kennedy de Florida.

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| NASA/Flickr

Cincuenta años después de que tres astronautas estadounidenses despegaran de Florida hacia la Luna, un veterano del Apolo 11, Buzz Aldrin recordó la "magnífica desolación" de la Luna y que los primeros momentos del lanzamiento fueron tan placenteros que ni él ni sus dos compañeros de tripulación, Neil Armstrong y Mike Collins, supieron con certeza en qué momento dejaron el suelo. 

Aldrin recordó un descenso cargado de nerviosismo a la polvorienta superficie de la Luna en el Eagle, un módulo lunar de cuatro patas, mientras Armstrong tomaba el control manual de la nave de alunizaje para pilotarla hasta aterrizar de forma segura, cuando faltaban apenas unos segundos para quedarse sin combustible. Y como el segundo humano en pisar la Luna Aldrin recordó sentirse con paso firme en la gravedad de la Luna, que es aproximadamente una sexta parte de la de la Tierra, mientras observaba la “magnífica desolación” que lo que lo rodeaba.

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Aldrin dice que él y sus compañeros de tripulación estaban tan absortos en hacer su trabajo que curiosamente se desconectaron de lo trascendental que era la ocasión, mientras cientos de millones de personas lo seguían desde la Tierra, viéndolo todo en directo por televisión. “A veces pienso que los tres nos perdimos ‘el gran evento’”, dijo Aldrin durante una gala del 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna en la Biblioteca Ronald Reagan en las afueras de Los Ángeles.

“Mientras estábamos en la Luna, el mundo se estaba uniendo más, justo aquí”, reflexionó. Aldrin, que ahora tiene 89 años y es una de las cuatro personas vivas que caminaron sobre la Luna, contó: “No supimos el instante en que dejamos el suelo. Sólo lo sabíamos por los instrumentos y las comunicaciones de voz que confirmaron el despegue”, recordó. “Nos miramos unos a otros y pensamos:’Debemos estar en camino’”.

Durante los tensos momentos tensos del alunizaje, la voz de Aldrin se escuchó en la transmisión de televisión gritando datos de navegación mientras Eagle se movía hacia abajo y hacia adelante sobre la superficie para alunizar. “Sabíamos que seguíamos quemando combustible. Sabíamos lo que teníamos, y luego oímos “30 segundos”. Si nos quedábamos sin combustible, sabíamos que sería un aterrizaje difícil. Vimos la sombra proyectada frente a nosotros. Eso era nuevo, no algo que vimos en el simulador”, relató.

“Vi que el polvo creaba una neblina, no partículas, sino una neblina que se apagaba, polvo que el motor estaba recogiendo”, dijo según las declaraciones recogidas por la agencia Reuters. En los últimos segundos del descenso, Aldrin confirmó una luz indicadora que mostraba que al menos una de las sondas que colgaban del Eagle había tocado la superficie, y dijo “luz de contacto”.

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Segundos después llegó el famoso anuncio de radio de Armstrong para el control de la misión en Houston - “Houston, aquí Tranquility Base. Eagle ha alunizado”. “Neil recordaba que nos dimos la mano, y yo recuerdo que puse mi mano en su hombro y sonreímos”, dijo Aldrin, recordando el alivio que sintieron él y sus compañeros.

Unas horas más tarde, escuchó de Armstrong una frase que pasó a la inmortalidad: 'Es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad'. Como recuerda Aldrin, “Se le ocurrió a Neil. No estaba en la lista.”

lanzamiento del apolo11 a la luna

Aldrin fue el segundo hombre en pisar la superficie lunar. “Entonces me puse en posición para descender.... bajé por la escalera y salté, teniendo cuidado de no cerrar la puerta detrás de mí”, dijo. Contó, además, que “era fácil mantener el equilibrio” mientras se movía por la superficie lunar para realizar experimentos de la NASA. 

Hasta el día de hoy, agregó Aldrin, se mantiene firme en su propia frase más conocida, aunque un tanto menos famosa, de la Luna: su improvisada descripción del paisaje lunar como una escena de “magnífica desolación”.

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“Supongo que lo dije porque era magnífico”, dijo. “Habíamos llegado allí, y parecía bastante desolado. Pero fue una desolación magnífica. Creo que Neil también remarcó la belleza”.

Aldrin y Michael Collins, son los únicos tripulantes que sobreviven del Apolo 11 que aterrizó en la superficie de la Luna, en una misión que cambiaría la forma en que la humanidad concibe su lugar en el Universo. Su comandante y el primer hombre que pisó la Luna, Neil Armstrong, falleció en 2012. "Nosotros, la tripulación, sentimos el peso del mundo en nuestros hombros, sabíamos que todos nos estarían mirando, amigos o enemigos", recordó Collins desde el Centro Espacial Kennedy.

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Collins permaneció en órbita lunar en el módulo de comando Columbia, el único medio de transporte que los astronautas tenían de regresar a la Tierra. "Siempre pienso que un vuelo a la Luna es como una larga y frágil cadena de acontecimientos", dijo Collins, de 88 años, citado por Afp. Después de que los astronautas regresaron a la Tierra, estuvieron en cuarentena por si se habían infectado con alguna misteriosa enfermedad espacial, sin que esto sucediera. Luego se embarcaron en una gira mundial.

Collins dijo que a pesar de ser introvertido, Armstrong era el mejor vocero del equipo. "Era muy inteligente, tenía un historial muy amplio de conocimientos, conocimientos científicos, conocimientos históricos." Ni Estados Unidos ni ningún otro país fue capaz de volver a la Luna desde 1972, el año de la última misión de Apolo

D.S.