La medicina occidental parece tener escasos puntos de contacto con los saberes médicos ancestrales. Pero una reciente investigación demostró que la medicina “científica” puede convivir exitosamente con los saberes médicos locales y que la cooperación entre ambos sistemas no es imposible.
El estudio, a cargo de especialistas de las universidades de Barcelona (España) y de Georgia (Estados Unidos), se centró en la comunidad t’simane, una población de 8 mil habitantes en la Amazonia boliviana. Luego de un trabajo de observación y entrevistas realizadas por las investigadoras, los resultados demostraron que, ante los primeros síntomas, los aborígenes recurren a los curanderos locales y ante casos de gravedad –en especial si se trata de afecciones gastrointenstinales– acuden a los centros de salud de medicina occidental.
Es decir, los t’simane usan tratamientos occidentales en combinación con las prácticas etnomédicas, en una actitud que consigue sumar lo mejor de ambos caminos de cura. Además, se detectó la buena predisposición de practicantes de los dos tipos de medicina para cooperar entre sí y llegar a una suerte de medicina sincrética. El artículo fue publicado en el Journal of Ethnobiology and Ethnomedicine y relevado por el sitio Scidev.net .
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