CIENCIA

“El humor y las emociones son útiles para enseñar matemática”

El creador del grupo de stand up científico The Big Van Theory asegura que la risa puede acercar a los jóvenes a esta disciplina.

Actor. El matemático enseña ciencia a través del humor.
| Enrique Abbate
Un niño compró 300 sandías con 50 pesos. ¿Cuánto le costó cada sandía? ¿Le dieron vuelto? Formulaciones como ésta, los clásicos problemas, fueron utilizados para enseñar las matemáticas desde tiempos inmemoriales. Y causando el rechazo de muchas generaciones a una ciencia que, como dice Eduardo Sáenz de Cabezón, “es hermosa”. Teólogo y doctor en matemática, Sáenz de Cabezón es el fundador del grupo de monologuistas científicos The Big Van Theory que busca crear interés en las ciencias. El español se presenta hoy en el TEDx RíodelaPlata dedicado a la educación, que se realiza en La Usina del Arte bajo el lema “Ideas que transforman la educación”.
—¿Cómo comenzó la idea de hacer divulgación científica a través del stand up?
—Con el concurso internacional FameLab de monólogos científicos, al que España entró por primera vez en 2013. Varios científicos que alcanzamos las semifinales, nos propusimos hacer monólogos en bares y teatros. Buscamos un nombre que se identificara por el lado de las teorías científicas, The Big Van Theory, por la teoría Big Bang y la de la evolución. Y se asocia con la serie, que es otra forma de unir ciencia y humor, aunque de modo inverso. Ellos usan la ciencia para hacer reír y nosotros el humor para enseñar.
—Las ciencias duras suelen captar pocos adeptos. ¿Este tipo de divulgación ayuda a revertir esto?
—Insistimos en dar visibilidad a la ciencia, a los científicos y a la importancia que tiene la ciencia en la sociedad. Creemos que eso hace que los jóvenes se identifiquen y quieran ser científicos, mostrándoles lo apasionante que es. La ciencia no tiene por qué ser divertida, pero el acercamiento a la ciencia sí puede ser divertido.
—¿La matemática suele ser un tema árido para los chicos. ¿Cómo vencer ese prejuicio?
—La matemática es hermosa. Los currículos de enseñanza insisten en el carácter instrumental y técnico de la matemática, como si el de lengua explicara el análisis y las conjugaciones y no la poesía o la literatura. En estos días se hizo viral un problema lógico, porque a la gente le gusta resolver enigmas más que hacer cincuenta divisiones.
—¿Hay alguna clave para perder el miedo a la matemática?
—Hay una parte técnica y árida que hay que estudiar.  Lo que parece que no sirve para nada, sirve para no ser un burro. Leer no es sólo un saber técnico. Con las matemáticas nos damos menos cuenta de eso. Ahora hay mucho arte que se hace con geometría. Poner las matemáticas en contexto y hacerlas más significativas es una parte. El problema de lógica viral es un reto, como los Sudokis son un reto, y eso es matemáticas. Hay que desafiar a los estudiantes a resolver problemas y aplicarlos a la vida. El humor y las emociones sirven para eso. En clase, para atraer interés, también los hago reír. El humor es útil en la enseñanza.