La reciente visita del prestigiosísimo Xu Xing al país fue sumamente productiva, ya que dejó abierta la puerta a la concreción de un gran hito para la paleontología argentina: la posibilidad de realizar por primera vez un trabajo de cooperación con China, que irá más allá de complementar nuestros respectivos conocimientos sobre la evolución de los dinosaurios en aves y cómo éstas comenzaron a volar.
Estamos en plena elaboración de un proyecto que incluirá, también, expediciones conjuntas en busca de restos fósiles tanto en nuestra Patagonia como en la parte china del desierto de Gobi, una zona apasionante para cualquier paleontólogo.
Y esto es muy importante porque hasta ahora casi todos los fósiles avianos venían de Alemania, EE.UU., Inglaterra. Pero en 1997 encontramos con mi equipo restos del Unenlangia comahuensis, la primera evidencia de un eslabón perdido entre los dinosaurios y las aves en el hemisferio sur; y a partir del año 2000, de la mano de los increíbles hallazgos de Xu Xing en la provincia de Liaoning, con fósiles conteniendo impresiones claras de plumaje, China también entró en el debate sobre el origen de las aves pisando muy fuerte.
A diferencia de los fósiles chinos, los nuestros no presentan restos de plumas –aunque estimamos que las poseían–, pero tienen la gran ventaja de estar preservados en tres dimensiones (los chinos, en cambio, están contenidos en lajas, o sea, en dos dimensiones). Por eso me pareció fundamental aprovechar este cambio del mapa paleontológico y empezar a trabajar con Xu Xing para poder avanzar juntos en un mejor conocimiento del pasado, sin depender de los países “centrales”. Todo esto es posible gracias al apoyo del Conicet.
*Investigador del Conicet. Museo Argentino de Ciencias Naturales.