CIENCIA
Gabriela González

Otra argentina en la Academia de Ciencias de Estados Unidos

La física cordobesa fue elegida para formar parte del organismo por su labor como líder de la colaboración científica del observatorio que descubrió las ondas gravitacionales.

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Multipremiada. También la reconoció la revista “Nature”. | Gta ligo Lab
“Debe ser el aire cordobés”, bromeó la física Gabriela González, quien ya no sólo coincide con el lugar de nacimiento de la bióloga Sandra Díaz y del bioquímico Gabriel Rabinovich sino que, al igual que ellos, fue elegida para integrar la Academia de Ciencias de los Estados Unidos por su trabajo durante seis años como líder de la Colaboración Científica del Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser (LIGO).

El observatorio anunció en febrero de 2016 la detección por primera vez de las ondas gravitacionales descriptas en forma teórica por el físico Albert Einstein hace un siglo, y a partir del hallazgo se abrió la puerta a una nueva era en la astronomía. “Este logro tan grande es de más de mil personas colaborando así que a veces me siento un poco culpable pero, por otro lado, me ayuda a divulgar la importancia de la ciencia. Así que lo recibo con humildad y alegría”, comentó González desde Estados Unidos.

Este año la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) seleccionó a la física cordobesa para formar parte de la institución a partir del año que viene y además la distinguió con el premio NAS 2017 al descubrimiento científico junto a sus colegas David Reitze y Peter Saulson, quienes se desempeñaron en el mismo cargo.

“El ser miembro no tiene una responsabilidad en particular –explicó González–, pero cuando el gobierno federal quiere recibir consejo acerca de algún tema científico arma un comité con los miembros apropiados de esta sociedad para escribir informes”. Al ser un área bastante nueva de la ciencia, para la cordobesa este nombramiento tiene mucho valor.

“Los miembros también podemos proponer temas de política científica como el de  ciencia abierta para tener acceso a los resultados de investigaciones”, agregó González.
El premio y el nombramiento de la física argentina se suman a una lista larga que incluye su incorporación entre los diez científicos destacados de 2016 en el mundo por parte de Nature, una de las dos revista científicas más importantes del mundo.

Para ella, estos reconocimientos le permiten dar a conocer de qué se trata el trabajo de investigación. “Mucha gente no se imagina a los científicos como gente normal, ni que la ciencia se hace con paciencia y con trabajo duro. No son genios esperando que venga un momento de inspiración”.

Para orientar a quien quiera seguir la carrera científica, la física describió que “es un trabajo como cualquier otro, que tenés que hacer todos los días, avanzando de a poco y en el que hay más fracasos que logros”.

 Reconoce que para su trayectoria fueron importantes su familia, que entendió lo importancia de seguir su pasión aunque esto signifique estar lejos, y su esposo, el físico Jorge Pullin. “Nos apoyamos el uno al otro y tuvimos que vivir seis años en distintas ciudades”, contó. González tampoco se olvida de Argentina: “Estoy muy agradecida con la educación de la escuela y de la Universidad Nacional de Córdoba donde aprendí física y con esos conocimientos pude seguir estudiando en EE.UU.”.

Ahora su preocupación es mejorar la sensibilidad de los detectores para “oír al universo” a una distancia mayor. “Si uno llega al doble de lejos de distancia, lo que ve es un volumen ocho veces más grande, al igual que la cantidad de señales que se pueden sentir”.

González aún tiene pendientes en su lista: “La teoría de Einstein predice que cuando dos objetos están orbitando y colisionan producen una onda que aumenta en frecuencia y amplitud pero si vemos una onda que no es de esta manera, no sabremos qué la produce. Ese tipo de misterios me parecen fascinantes”.