Luego de la exitosa misión de la NASA de ayer, la Luna ya no va a estar llena, le va a faltar algo. Para ser más precisos, un total de 500 toneladas. Esa es la cantidad de terreno extraterrenal que levantaron primero el proyectil Centauro y luego la sonda LCROSS (Lunar Crater Observation and Sensing Satellite), cuando impactaron contra el satélite terrestre. Si bien los “disparos” fueron certeros, no se generó la lluvia de escombros que se esperaba, y con la que la agencia espacial norteamericana especulaba para detectar hielo en un sector del polo sur lunar y, de paso, armar un lindo espectáculo celestial.
Pero lo cierto es que algo pasó y el rebote esperado no fue tal. Entonces, quienes siguieron el espectáculo a través de la Web de la NASA, y algunos que se ilusionaban con verlo incluso a ojo desnudo, se sintieron un tanto decepcionadas. Sin embargo, para los científicos que forman parte de la misión, fue todo un éxito en cuanto a la recolección de información. Eso sí, se ocuparon de recalcar que demorarían días o tal vez semanas en procesar y decir por fin si existe (o no) agua en la Luna.