Los especialistas lo llaman pregorexia o mamirexia. Las modelos y actrices “genética”. Lo cierto es que la realidad es una: cada vez son más las mujeres que tienen temor a engordar durante el embarazo y, después del parto, se someten a dietas restrictivas que ponen en riesgo su salud y la del bebé. Ellas son las embarazadas hiperflacas que atraviesan el puerperio haciendo dieta.
Aunque no se pregona aumentar 40 kilos durante el embarazo, asombra ver a la actriz Lola Ponce salir del sanatorio a sólo tres días de haber parido con un minishort. Y ni hablar de Shakira, madre hace sólo unos meses y recientemente nombrada como la mujer con las curvas más sensuales del mundo. Pero, ¿qué hay detrás de esta moda?. ¿Es fruto de la presión social?
“En Argentina predomina el temor a ganar kilos en cualquier etapa de la vida, pero actualmente se ve con mayor frecuencia que esa preocupación está instalada en las futuras mamás. Cuando esto ocurre, les cuesta entender que el cambio de peso y de las formas estructurales del cuerpo es algo beneficioso para el adecuado crecimiento y desarrollo fetal. Por eso, los especialistas debemos hacer hincapié en que es posible recuperar el peso y la figura ‘pre-embarazo’ pero de manera paulatina y progresiva. Esto requiere ejercitar la paciencia”, comentó a PERFIL María Alejandra Moisello, docente de la Cátedra de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA.
Por su parte, Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación, postuló: “Para garantizar la buena salud del bebé, su crecimiento y adecuado peso al nacer, pero también proteger a la mamá, es vital llevar adelante una alimentación saludable, variada y que contenga las cantidades adecuadas de los nutrientes necesarios”. Entre éstos, se encuentran: el hierro, el zinc, el calcio, el ácido fólico y los ácidos grasos esenciales.
“Una vez ocurrido el parto, se pueden perder entre siete y diez kilos, pero la forma del cuerpo demora unos meses en volver. Por eso, el puerperio es una etapa biológica particularmente sensible, en la cual las dietas restrictivas pueden afectar la lactancia y la calidad de la leche materna. De hecho, durante ésta etapa se suman unas 500 calorías diarias, correspondientes a la demanda calórica que genera el amamantamiento”, sostuvo Moisello.
Ocurre que si una mujer restringe excesivamente su dieta durante el puerperio puede, por ejemplo, tener déficit de calcio. “Esto se traduce en desarrollo de osteoporosis de manera precoz, empeoramiento de la salud de los dientes y posibilidad de desarrollar problemas cardiológicos”, refirió Juana Poulisis, psiquiatra y autora del libro Los nuevos trastornos alimentarios.
Poulisis también hizo referencia a la cuestión emocional, no menos importante: “La reciente mamá que está preocupada por recuperar su peso rápidamente, corre el riesgo de entrar en una depresión postparto o desarrollar trastornos de ansiedad”.