Con la llegada de los primeros días cálidos, el mosquito Aedes aegypti, transmisor del virus del dengue y la fiebre amarilla, hace su irrupción y con él se aviva el miedo a un posible rebrote de estas enfermedades. Este año, el país vivió la peor epidemia de dengue en la historia, con casi 26 mil casos autóctonos y la muerte de cinco personas, según las cifras oficiales.
Para evitar que esta situación se repita, los expertos insisten en la necesidad de trabajar en prevención, por ejemplo, desechando los recipientes que acumulan agua para que el insecto, imprescindible para la propagación de la enfermedad, no se reproduzca. “En esta época empieza la actividad Aedes aegypti, los huevos eclosionan e incluso ya hay mosquitos. Pero esto no significa que haya dengue. Normalmente, el mosquito nace sano y necesita picar a una persona enferma para transmitir el virus”, aclaró Nicolás Schweigmann, del grupo de estudio de mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. “Por nuestra ubicación geográfica, es a fines de enero cuando pueden comenzar los brotes en el país. Por eso todavía tenemos un par de meses para seguir trabajando en prevención”, sostuvo el experto.
¿Qué va a pasar este verano con el dengue? “Nadie puede predecir cómo se comportará el virus”, aseguró Alicia Mistchenko, directora del Laboratorio de Virología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (ver recuadro). Ocurre que además de factores como el clima y la presencia del Aedes, la posibilidad de que se repita una epidemia como la que se desató en los primeros meses de este año dependerá de qué pase con la enfermedad en los países vecinos.