Hace poco menos de un año, el visionario tecnológico Elon Musk, uno de los creadores de PayPal y también fundador y director ejecutivo de Tesla Motors y Space X, dos empresas innovadoras en autos eléctricos y viajes al espacio, le pidió a un grupo de ingenieros de sus compañías que le ayudaran a inventar una nueva forma de transporte. De esta forma, nació el revolucionario sistema Hyperloop, un transporte terrestre casi “supersónico” que llevaría pasajeros desde San Francisco a Los Angeles en media hora, dos veces más rápido que un avión.
Su diseño consiste en propulsar “cápsulas” con capacidad para 28 pasajeros a través de un tubo a velocidades de hasta 1.200 kilómetros por hora. Similar a los viejos sistemas neumáticos utilizados en el correo, Hyperloop combina el uso de un tubo de baja presión junto a un sistema magnético que impulsaría las cápsulas que flotarán en el colchón de aire. En palabras de su creador, es una mezcla entre “un tren bala, un concorde y una mesa de hockey sobre aire”.
De acuerdo a Musk, uno de los hombres más ricos del mundo (ver recuadro), el Hyperloop nunca chocaría, soportaría terremotos y sería inmune al mal tiempo. Abordar el nuevo transporte sería económico, ya que un boleto costaría menos que viajar en avión. Además, en términos de consumo de energía, sería autosuficiente porque dependería principalmente de paneles solares.
Al conocerse el prototipo, las críticas al proyecto llegaron desde el prestigiosos Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). “Aunque no veo que haya nada que viole las leyes fundamentales de la física, dudo que se pueda hacer de tal forma que tenga sentido desde una perspectiva de eficiencia energética y desde un punto de vista económico”, opinó John Hansman, profesor de Aeronáutica y Astronáutica del MIT. Además, según el científico, los cálculos de costos de Musk (dijo que necesitaría US$ 6 mil millones) son demasiado optimistas. “Sería tremendamente caro. Y creo que existe una cantidad considerable de retos técnicos para el vehículo”, sostuvo.
Una de las mayores dudas es cuánta energía hará falta para propulsar el sistema. Joseph Sussman, profesor de Ingeniería Medioambiental del MIT, puso en duda el potencial de EE.UU. en materia de innovación en transporte. “Vamos por detrás de los japoneses, los franceses y todos los demás. Dada nuestra incapacidad para hacer lo necesario para construir los trenes de alta velocidad, que es una tecnología ya demostrada, cuesta ver cómo una solución arriesgada podría funcionar”.
La idea de propulsar cápsulas junto con aire por un tubo neumático lleva en circulación al menos 150 años. Un prototipo se intentó a principios de la década del 90, en el que investigadores del MIT diseñaron un sistema de tren de tubo de vacío que uniría Nueva York y Boston en 45 minutos. En aquel momento, se construyó un circuito de prueba alrededor de los campos de deporte del MIT, pero el proyecto no avanzó.
Por el momento, Musk no tiene entre sus planes fabricar un prototipo dado su compromiso actual. Hyperloop fue presentado como “un concepto de transporte de código abierto” que está a disposición de quien quiera trabajar en su desarrollo. El avance de la tecnología está del lado del entusiasta Musk, falta ver si superados los escollos será Hyperloop el transporte del futuro.