Ante cada brote epidémico, mensajes de uso de repelente y “combate” contra el mosquito, surgen imágenes de fumigadores en traje blanco, “La fumigación es una medida restringida a situaciones de emergencia o brote. Su efectividad suele ser limitada y variable”, explicó el doctor Ricardo Gürtler, de la UBA. “Genera más efecto ‘psicosocial’ que de eliminación real del Aedes, especialmente si no hay otras acciones de control”, agregó.
“En mi opinión, la funmigación de parques y plazas carece de sentido contra el Aedes. Y hasta puede traer aparejada una falsa sensación de seguridad e inacción. La mayoría de estos mosquitos están en predios privados, dentro de las viviendas o en los patios, cerca de las personas”. sostuvo Gürtler.
Marcelo Abril, de la Fundación Mundo Sano, agregó: “hay que usar cada herramienta de control del vector en forma y momento adecuado. Además de fumigar –en forma responsable– hay que usar larvicidas, y también descacharrar y educar para la prevención a toda la población, en forma permanente a lo largo del año, y no sólo en el verano”.