Un grupo de ONGs pidió ayer en una conferencia de prensa que el gobierno de Mauricio Macri detenga el proyecto de las represas Kirchner y Cepernic planeadas por la administración anterior para ser construidas en el cauce del río Santa Cruz, por un consorcio de empresas chinas. Directivos de Fundación Vida Silvestre, FARN, Aves Argentinas y otras organizaciones especializadas en energía y medio ambiente argumentaron que “estas obras son un mal negocio ambiental, social y también económico”.
Vale recordar que, hace apenas tres semanas, Diego Guelar, el embajador argentino en China, le confirmó a PERFIL que “las represas hidroeléctricas de Santa Cruz comenzarán a construirse antes de fin de año”.
Según Pedro Friederich, presidente de la ONG Banco de Bosques, “en materia ambiental vemos un desacople interno en el Gobierno”. Y Andrés Napoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, coincidió en que “las autoridades muestran contradicciones en su política ambiental. Por un lado promueven las energías alternativas y un Ministerio de Medio Ambiente. Pero también afirman que llevarán adelante las represas cuyo proyecto se renovó y que no tienen un estudio actualizado de impacto ambiental”.
Esta situación irregular, según los expertos, podría llevar a que la red de ONGs judicialice su reclamo e impulse acciones legales para que las obras no se inicien sin antes realizar el nuevo estudio de impacto.
Entre las razones ambientales para pedir la revisión Rodrigo Fariña, de la ONG Aves Argentinas, detalló que “la desembocadura del río Santa Cruz es un sitio clave para la supervivencia del amenazado macá tobiano, un ave endémica de nuestro país. Casi la totalidad de los individuos que quedan (apenas 400 parejas reproductivas) pasan el invierno en ese sitio”.
Según los expertos, esta obra tampoco tiene una lógica “energética”. “En el mundo las grandes represas no se consideran un recurso renovable. Con la misma inversión se podría obtener un aumento del 74% de energías sustentables como solar, eólica o biomasa”, detalló Manuel Jaramillo, director de Conservación y Desarrollo Sustentable de Fundación Vida Silvestre, y agregó que “las represas tampoco son un buen negocio si se analiza su perfil económico. “Hoy sólo el 43% de la energía que generarían podría aprovecharse con las redes de alta tensión que existen. Para llegar al cien por ciento de la futura energía generada se debería construir una nueva red que tendría un costo superior a los US$ 2 mil millones”.