Desde Las Vegas
Con más de 3.600 exhibidores, culminó ayer el Consumer Electronics Show (CES), la feria tecnológica orientada al consumidor más grande del mundo. Más de 150 mil asistentes coparon el Las Vegas Convention Center de día y casinos, lujosos hoteles y shows por la noche. Este año, las protagonistas fueron las tecnologías “para vestir” y la llamada “internet de las cosas”, concepto que muestra cómo todo objeto conectado a internet puede transformarse en un dispositivo inteligente.
Lo más llamativo, por sus tamaños y modelos, fueron los televisores que adornaron con sus imágenes hiperrealistas toda la feria. La definición Ultra HD o 4K es tan cercana a lo que percibe el ojo humano que es difícil saber si lo que se ve es televisión o una experiencia en vivo. Gracias a la profundidad de la imagen, en los modelos curvos presentados, como el caso de Samsung o LG, se logra vivenciar las tres dimensiones. Sony también apostó por la experiencia inmersiva y renovó toda su línea Bravia con procesadores que ofrecen un rango dinámico de brillos y tonos de negros más profundos y navegación rápida en 4K, con una imagen superior hasta cuatro veces mejor que un Full HD. La coreana anunció también una alianza con Netflix para ofrecer contenidos en 4K, como la serie House of Cards y Breaking Bad.
Conectadísimos. Muchos de los titanes tech repitieron desde sus stands que “internet en todo” ya es una realidad. De esta forma, los productos que nos rodean se volverán más inteligentes y conectados entre sí. Sobre esto, una encuesta realizada a seis mil personas de seis países por la consultora Accenture llamada Digital Consumer Tech Survey 2014 reveló que más de la mitad de los consumidores está interesado en las tecnologías portátiles de monitoreo de entrenamiento para controlar su actividad física y gestionar su salud personal. Intel dio la nota con Edison, una diminuta computadora del tamaño de una tarjeta de memoria SD que podrá convertir cualquier simple objeto en inteligente. El ejemplo fue adosarlo a la ropa de un bebé (ver recuadro).
Otra estrella de la feria fue la wearable tech o “tecnología que se viste”, que demostró una estado de madurez con productos muy variados. Dentro de la categoría, las vedettes fueron las pulseras inteligentes que, a través de sensores y GPS, se comunican con una app al smartphone. Por ejemplo, la propuesta de Sony es una sensor al que llamó Core que puede ir en una pulsera o collar y a través de la app LifeLog da todo tipo de información del usuario, como cuánto durmió, caminó, corrió y habló por teléfono. Tiene una batería de hasta cinco días de duración.
Los motores de los autos también rugieron en Las Vegas. Cada vez más conectados a la web, incorporan los sistemas operativos de los teléfonos con pantallas más intuitivas que buscan que el conductor pueda interactuar con las aplicaciones pero sin distraerse. Intel mostró el BMW i3, que incluirá buscadores de estacionamientos, de estaciones de servicio y recomendaciones de acuerdo al lugar por donde se está pasando. Por su parte, Google anunció un acuerdo con la alemana Audi para incluir Android en sus autos, que competirá con el iOS in The Car de Apple que compañías como BMW, Mercedes Benz, General Motors y Honda irán incorporando este año.
Otras de las novedades presentadas fueron la cámara de video digital Liquid Image EGO LS, con conectividad wi-fi y LTE, y los smartphones con pantalla verticalmente curva, como el G Flex de LG, diseñado para reducir la distancia entre la boca y el micrófono cuando se atiende una llamada. En el CES 2014 quedó claro: conectados, los dispositivos se transforman en mucho más que aparatos para atender las necesidades diarias de los usuarios