En una campaña muy austera, sin posibilidades de anunciar mucho, con una recesión que no termina e inflación en cincuentis, hoy no sería extraño que los cerebros políticos de Cambiemos se hayan frotado los ojos y hasta esbozado una mueca de sonrisa.
A menos de una semana de caminar por las paredes con el dólar a $ 48 y transmitiendo la sensación de desmanejo con costo de vida en 15% en cuatro meses y tasas récord, ahora empiezan a creer que se asoma “el mejor momento” de Mauricio Macri en mucho tiempo.
¿Por qué?
Porque hubo dos días donde pudieron contener el tipo de cambio tras anunciar con apoyo del Fondo Monetario Internacional que habrá reservas para vender frente a una corrida y ya no mirarán más desde la platea cómo el equipo se come una goleada. Porque apareció el sindicalismo opositor encabezado por Hugo Moyano, tan canalizador del malestar social por la malaria como gatillador de la cohesión contra “los vagos” o “los mafiosos” que “no dejan avanzar al país”, donde Cambiemos se siente como pez en el agua, como se vio en las declaraciones de Macri o los tuits de la ministra Patricia Bullrich. Y porque como si esto fuera poco, ambas circunstancias coincidieron con la irrupción en los canales de noticias con las calles ardientes de Venezuela, que alimentan el relato oficial del “mirá a la que vamos si vuelven el kirchnerismo”, y obligan a hablar justamente a ese espacio de un tema que los complica por un pasado de corrupción y un presente de balbuceos a la hora de condenar violaciones de derechos humanos.
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Es lo que hay. Dólar quieto, Moyano enfrente que todo lo embellece y Venezuela como el forzado espejo de lo que el kirchnerismo que puede ser (una metonimia del caos, podría tirar un analista para ganarse el mango, se las dejo).
El “peor es nada” electoral de Cambiemos, que entusiasma a un equipo de campaña “al que no hay que subestimar, porque son muy puntillosos y ordenados para hacer campañas”, según dice un dirigente del PJ, amerita una pregunta que va del mercado hasta la oposición: ¿les alcanzará frente a la peor crisis desde 2002 cuyos efectos no se sabe cuándo terminan?
Seguro ya lo están midiendo.
