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Aprendices de Penélope

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Encuentro. El Gobierno destrabó temas con los gobernadores, mientras avanza el acuerdo con el PRO. | cedoc

Se ganó una póliza temporal Javier Milei en la última semana, garantía presunta para alargar la crisis económica sin consecuencias políticas. Se quitó una piedra que le apretaba el pecho. Quizás sea fruto también del azar, tan necesario en política como en la vida cotidiana, clave para sentirse un elegido: detalle que le importa en particular a los místicos. O sea, a un Presidente que intenta reclutar en una sola etapa celestial los dos períodos que distinguieron a Eduardo Duhalde y a Néstor Kirchner: uno, en el pavoroso descenso al infierno económico y, el otro, subiendo de categoría con la recuperación y el superávit en los presupuestos gemelos. Una V corta entre los dos, como dicen los profesionales. Más que un deseo ese propósito en tiempo récord, si es que los chanchos vuelan, diría un agnóstico.

Pero lo cierto es que Milei despejó muchas de las exageradas disidencias económicas con los gobernadores en la semana que pasó y, en la semana que empieza, quizás ensaye públicamente con Mauricio Macri y su fuerza política una coparticipación gubernamental más efectiva que las palabras.

Milei despejó exageradas disidencias económicas con los gobernadores

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Al margen de la letra chica del convenio a suscribirse (o no) con los distintos gobernadores sobre el futuro Pacto de Mayo, a la modificación en alguna de las reformas propuestas por Federico Sturzenegger en su monumental proyecto de ley, la Casa Rosada logró detener dos amenazas concretas, luego de la convocatoria a los gobernadores hace 72 horas: 1) la inhabilitación del DNU con el cual gobierna (junto al Presupuesto del año pasado), inquietante presión en el Senado por disponer solo de una exasperante minoría para defenderlo. Y 2), volver a discutir con las provincias cambios y probable aceptación de la ley “Bases”, la misma que Milei debió retirar por la desfiguración de su contenido en Diputados. Tal vez no sea un triunfo estos dos logros, pero lo parece.

A menos que se incorporen, como reflexión, observaciones que ni la oposición señala, menos la izquierda tumultuosa o las organizaciones sociales amamantadas por el Estado. Así como el sindicalismo se remite a prometer paros como rebelión, los otros dos sectores disconformes persisten en convocarse a la calle, creyendo que airear las alfombras turcas en el balcón sea una limpieza revolucionaria. Un factor que ni siquiera se mira es el rol del Fondo Monetario Internacional y sus condicionalidades en el proceso, en especial, para que se consiga un eventual desembolso a la Argentina, crédito de asistencia pulmonar para respirar con alguna comodidad durante el año (como se sabe, la formidable cosecha de soja que se imaginaba superior al exangüe 2023 quizás no tenga el rendimiento esperado, más por caída de precios que por área cultivada).

Por un lado, el organismo parece harto de ser el perverso de la serie televisiva, protagonismo que ocupa luego de las crisis internacionales cercanas al default y, por lo tanto, pretende que se involucre más al resto de la sociedad cuando concede un préstamo. Para la burocracia del FMI, los antecedentes escandalosos de Turquía y Grecia fueron una muestra del cambio a realizar, ahora se preocupan también por el nivel de los jubilados o los obreros, casi con el mismo esmero que siempre hicieron con los bancos o los vendedores de armas. Además, quieren cobrar sus créditos con menos riesgos y advertir que la postergación de esos grupos tarde o temprano culminan en situaciones de riesgo contra su misma inversión. De ahí que en ocasiones pueden ser más efectivos en la protección de los humildes que los Belliboni, Pérsico o Grabois, si es que estos cumplen en primer grado con esa misión. Esas correcciones, en la Argentina, también aluden a la sospecha de que los números provistos por la actual Administración no son sostenibles durante varios meses, razón por la cual plantean objeciones.

En la cumbre personal con Macri, no se habló de nombres, sino de grandes temas

Como Milei revisa con los gobernadores esa reyerta inútil que bloqueó la ley “Bases”. Se adaptó el Gobierno y los jefes provinciales advirtieron que ellos mismos también habían traspuesto una raya, improcedente, mientras en su propio reducto provincial le advertían a sus votantes que ahora se requería austeridad, como si antes los hubiesen elegido para despilfarrar. Entre otros, cambiaron Torres, Llaryora y Frigerio, al cual el Gobierno lo había incluido en la lista de los enemigos. También Posse y Francos bajaron exigencias en la reunión reciente, conjugaron conveniencias mutuas (tipo un blanqueo), solo les queda resolver el tema Ganancias, en la evidencia más notoria de que el FMI demanda esa reincorporación impositiva, porque no cree en la invariabilidad de los prometedores números oficiales.

Mientras, tejen y destejen Milei y Macri como ambos confiesan, aprendices de Penélope que hace más de diez días se reunieron y, hace apenas cuatro, el expresidente tuvo un extenso encuentro con el jefe de Gabinete Posse, la hermana Karina y el joven Caputo, con quienes parecía no tener la mejor disposición. Más que un rumor se insistía en que ese trío clausuraba el ingreso de personal macrista al equipo gubernamental, tapiaban ventanas para no dejarse invadir ni apartarse de la transpiración del jefe. Como si los tres levantaran muros por su cuenta e interés y fuese cierto que el ingeniero boquense pretendía ubicación rentada para alguno de sus más dilectos, como el caso del extitular de Transporte Guillermo Dietrich (recordar que una continua prioridad del PRO fue la política de cielos abiertos, ejemplarizada en el exfuncionario). Se supone que la cumbre personal Milei-Macri evitó incursionar en nombres, menudencias y trapacerías, más bien trató sobre grandes temas, del medio ambiente a la economía, de la política internacional a la naturaleza de la ley “Bases”. Dos hombres de esa categoría no suelen descender a discutir sobre el ingreso de personal secundario. Al menos, es lo que crédulos del mundo sospechan sobre la categoría intelectual de estos personajes. Difícil confirmarlo, claro, y la posterior reunión de Macri con el trío, quizás sí haya avanzado sobre la incorporación macrista de segundas líneas a la Administración para auxiliar la dificultosa gobernabilidad oficial. Es de confiar que esta semana haya novedades al respecto o, tal vez, una desmentida de los encuentros. Puede ocurrir.