COLUMNISTAS
realidad vs. deseos

Confusiones discursivas

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Duda. Si todo está bien, ¿por qué Caputo tiene que endeudar al país vía FMI? | NA

Primero, mi solidaridad con PERFIL, su director y trabajadores, desgraciadamente vemos que al Gobierno parecen no gustarle las opiniones discordantes. Una lástima, la democracia se nutre de opiniones disímiles.

Esta semana, observamos que al calor de la expectativa de que las cosas mejoren antes de fin de año, la ansiedad presidencial parece confundir realidad con deseos.

Es cierto que la inflación está bajando, le creemos al Indec, pero eso no quiere decir que los precios no crezcan. Suben menos que el mes anterior, pero suben, y por ahora, los salarios y las jubilaciones continúan por debajo del incremento de precios.

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El  ministro de Economía parece enredarse en su propia acción, y además, genera confusión con sus declaraciones. O, ¿en realidad, quiere confundirnos y hacernos creer que suceden cosas que no ocurren? ¿Es posible que con el control de variables económicas que tiene desde el Palacio de Hacienda pueda creer que hay una deflación de 5 puntos? ¿Fue él quien le pasó mal los datos al Presidente, para que éste dé una lección de economía con datos falsos ante Fantino? No lo sabemos.

Hay quienes ven esto como una simple anécdota, pero es preocupante que quienes están al mando de un brutal ajuste económico asuman como verdaderas, estadísticas no rigurosas o de fuentes no confiables. El riesgo es la mella en la credibilidad de la palabra oficial. No se debiera confundir bajas en algunos productos, con que los bolsillos de los ciudadanos no sufren incrementos mensualmente.

Es cierto que la inflación está bajando, pero no quiere decir que los precios no crezcan

También las críticas oficiales al aumento de las prepagas parecen un sinsentido. Acaso, no fue este gobierno el que liberó los precios, o acaso no sabía  lo que sucedería con su acción. Belocopitt lo anunció desde el primer día.

El Gobierno no hizo nada. Hablábamos de confusiones discursivas, porque se ha pasado de que el ajuste lo pagaría la casta, y no la gente, a llamar casta a empleados públicos, y mientras se levanta la bandera de la libertad, no se permiten  ajustes salariales acordados entre patronales y sindicatos, porque no son funcionales a los planes del Ejecutivo.

Por ahora, hay un sector de votantes del Presidente convencido de que el ajuste era inevitable y que luego de este mal trago vendrá el despegue, creen que confundir un bot con la realidad, no tiene importancia o que fue una trampa  opositora y muchos, empujados  por las redes paraoficiales disfrutan el ajuste sobre los sectores sociales más vulnerables. Es entendible, es baja la probabilidad de pasar del entusiasmo y la expectativa a la frustración en poco tiempo. Y es probable que esta expectativa pueda extenderse, excepto que algún acontecimiento traumático cambie el rumbo de las cosas. Mientras el dólar se mantenga calmo y los precios tiendan a caer, habrá sensación de estabilidad y de buen rumbo. Sin embargo, están pasando cosas. Economistas como Cavallo comienza a alertar sobre el valor del dólar. Por otra parte, si todo está tan bien, ¿cuál es la necesidad que tiene el ministro Caputo de volver a endeudar al país vía el FMI o algún otro mecanismo internacional?

Hay gobernadores como Ziliotto, de La Pampa, que están alertando de que el objetivo de Milei es que su provincia termine fundida. Algo parecido dice el gobernador Vidal, de Santa Cruz, y la lista sigue.  

Carrió denuncia el más brutal ajuste sobre la clase media. La CGT, aunque dialogue está en alerta y movilización. Mientras Broda y Arriazu, defensores del actual modelo, alertan que el ajuste anda bárbaro, pero que sin leyes todo puede fracasar. La Corte ya avisó que si la política no se pone de acuerdo deberá  opinar sobre el DNU.

*Consultor y analista político.