Apenas arrancó la Cumbre del G20, el Gobierno tuvo que mover hoy su cintura diplomática para no quedar pegado en el conflicto comercial entre los Estados Unidos y China.
La delegación argentina debió salir a aclarar que no suscribe a las declaraciones de la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien dijo que Donald Trump y Mauricio Macri hablaron esta mañana de “su compromiso compartido de enfrentar los desafíos regionales como Venezuela y la actividad económica depredadora china”.
“Esa declaración corre por cuenta de la delegación estadounidense”, dijo a PERFIL un funcionario que sigue de cerca las bilaterales de Macri con mandatarios extranjeros. “Tal vez la vocera que dio el comunicado no percibió que no es lo mismo decir eso en una rueda de prensa en la Casa Blanca que en una Cumbre del G20 en Buenos Aires”.
El canciller Jorge Faurie también intentó bajar el tono. “No creo que haya habido una referencia en esos términos”, dijo a los periodistas, y calificó el clima de la reunión entre Macri y Trump como “extremadamente cordial”.
Ambos presidentes compartieron un desayuno de trabajo de 45 minutos en la Casa Rosada. Macri también tiene prevista una bilateral el domingo con su par chino, Xi Jinping, en la que fijarán un plan de acción para la relación entre ambos países durante los próximos cinco años.
La incomodidad que provocó la declaración de la vocera estadounidense fue apenas una muestra del desafío que supone para el Gobierno acoger una cumbre dominada por la tensión entre las dos superpotencias mundiales. Por defecto, el anfitrión debe oficiar como mediador.
El diario The Washington Post publicó este jueves que el gobierno argentino “se esfuerza por complacer a Trump” y “minimizar temas que puedan irritarlo” en la declaración final, como proteccionismo, Acuerdo de París y migraciones.
“El 95% de la declaración final ya está cerrada y los temas que propuso la Argentina están adentro”, dicen desde el Gobierno. “Los sherpas siguen negociando la cuestión comercial. Digamos que ‘proteccionismo’ es una palabra más nuestra, pero afuera no se usa. Y sobre cambio climático, cada uno llega con su postura bien definida”.
En el Gobierno evalúan como positivo el hecho de que la declaración final de la cumbre saldrá antes de la esperada cena entre Trump y Xi, que tendrá lugar el sábado por la noche en un lugar secreto. Así, la declaración queda a salvo de cualquier posible choque entre ambos líderes.
Sin embargo, el Gobierno asume que el balance final de la cumbre dependerá en buena medida de esa bilateral. “Si Trump y Xi firman una tregua en la guerra comercial, es un éxito”, dijo un funcionario de la Casa Rosada. “Lo simbólico es muy importante, sobre todo para Trump. Incluso aunque después no cumplan con lo que acuerden”.