Desde la antigüedad hay registros de que las personas usaran perfumes más agradables para tapar distintas fragancias indeseables. Por ejemplo, en la antigua Roma, las clases altas, mientras paseaban por las calles de la ciudad en sus literas, era habitual que olieran un ramo de flores para tapar los olores de las calles de la ciudad. En la Edad Media, las mujeres de las cortes que no eran muy aficionadas al baño ni podían lavar sus vestidos para no estropearlos, usaban unas joyas llamadas pomanders que eran unas esferas de metal perforadas rellenas con plantas aromáticas y esencias que que se usaban atadas a la cintura para tapar los olores del cuerpo.
Pero en todos los casos (desde los comienzos de la civilización hasta hoy) el perfume sirve para disimular pero nunca para evitar que se sienta en el fondo el olor que se quiere tapar. En la Argentina del presente, por detrás del espectáculo de las internas y el intento de épica, se siente el olor a fin de ciclo. Los primeros en sentirlo son las narices más entrenadas en la política: los líderes de opinión, empresarios y los mismos políticos, los que lo exudan y se hacen los distraídos, y los que se codean para ocupar el sillón de Rivadavia.
Se siente cada día menos el perfume del acto político genuino y la declaraciones altisonantes y más el olor a fin de ciclo mientras bailamos al borde de la cornisa aquel tango de Julián Plaza que con tristeza y melancolía decía: ¨Agarrate, Catalina,y ponete pantalones que entre espinas galopás. No olvidés la heladerita: el desierto es pura sal”.
Las confrontaciones sociales, económicas o políticas se producen en “espacios de poder” obviamente no quedan espacios vacíos porque en todos ellos hay un poder legítimo.
La política neutralizadora de Alberto Fernández no solo lo vacía de poder a él sino a toda la alianza de gobierno, (Cristina Kirchner, Sergio Massa) haciendo que cada vez resulte más imposible llevar a cabo cualquier medida de gobierno. El vacío de poder que, parafraseando a Lorenzo Mayer (historiador y académico), hace que los diferentes socios del Frente de Todos, Cristina Kirchner a la cabeza, se desesperen por recuperar algo de la actividad política para conservar el poco poder que va quedando atrás de las idas y vueltas del Presidente.
Aunque todos cacarean y sacan pecho tensionando la alianza de gobierno, todos acuerdan en que no deben romper el frente porque conservan alguna esperanza remota en el triunfo del 2023, ni ceden fácilmente en los gabinetes repartidos porque ninguno quiere renunciar a las cajas que sirven para engrosar sus propias corrientes (Pami, ANSeS, Aerolíneas, Aysa, etc).
En este contexto, la renuncia de Guzmán fue irresponsable por lo sorpresivo y forzada por el enloquecimiento al que lleva a sus interlocutores el kirchnerismo.
El Frente de Cristina: la vicepresidenta demostró que es quien manda y la que tiene el poder
Lejos de servir para despertar la acción en el gobierno y delimitar claramente el poder, la renuncia hace que se agudice la crisis de poder. La apuesta al acuerdo y tregua entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner parece ser algo que ahora tampoco promete dar frutos porque las diferencias no se dan solamente por disputas de poder, divismo o rencores personales sino esto deja ver a todas luces que la relación está absolutamente rota. Todo esto deja a Alberto Fernández vaciado de poder porque las soluciones que le quedan parecen inviables.
El Presidente no puede enfrentarse a CFK porque no le quedan espaldas o no tiene en su genética para abrir un nuevo frente de disputa, o hay algo mas importante que nosotros no sabemos o conocemos. Solo le queda ejecutar las ideas del cristinismo, dejar al Frente Renovador hacerse cargo mientras él queda como figura decorativa o deja el poder al Frente Renovador, o la acción kamikaze de renunciar y dejar que Cristina no pueda despegarse del desastre de gestión y al menos llevarse consigo a su principal obstáculo.
Massa empieza a cansarse de tratar de salvar al presidente porque Alberto responde con su habitual neutralización y su falta de valor o de ganas de plantarse a dar pelea.
Desde que Scioli se hizo cargo del Ministerio de Producción, Massa quedó muy herido porque ve que con esa decisión de negarle un ministerio muy valioso para el Frente Renovador, termina reavivando las pretensiones presidenciales de alguien que tiene una larga historia de enemistad con Sergio y el clan Galmarini. En las condiciones poco concebibles que exigió el líder del Frente Renovador para hacerse cargo de la solución frente a la renuncia de Guzmán, algunos ven que Massa planea una distancia del albertismo tanto a causa de una amistad desgastada como para evitar quedar pegado con el desgobierno.
Con este elegante paso al costado de Massa, Cristina queda como quien ejerce verdaderamente el poder mientras es quien se posiciona como la principal crítica a la gestión desde sus intervenciones semanales. el peronismo está definitivamente partido y con una fisura irrecuperable aunque todos se esfuercen en mostrar que llegarán juntos a las elecciones.
Pero fuera del gobierno nacional, esto no solo se nota sino que también repercute fuertemente en el ánimo de todos. En off, todos dicen que están hartos de las internas y las peleas que no permiten llevar adelante una coalición de gobierno. Los gobernadores la ven pasar mientras intentan rescatar lo que puedan en sus propias elecciones. Los intendentes se concentran en hacer campañas muy locales y no quieren ningún sobresalto. Lo único que los puede involucrar un poco en las disputas de gobierno es en que les llegue algo de la repartija de planes sociales para hacerse con ese poder que les sería de una gran ayuda.
Las esperanzas de reelección del rejunte de divisiones en que se convirtió el oficialismo, se mantienen en pie solamente porque la oposición también tiene problemas de internas y entonces las próximas elecciones se perfilan como elecciones de tres o cuatro candidatos que se reparten las expectativas de voto de forma equitativa.
Las respuestas que no aparecen
Por ahora el Presidente elige tapar el olor a fin de ciclo con olor a kirchnerismo mientras finge que podrá tomar la opción de seguir el plan de Cristina. Sin embargo esto parece tener poco futuro mientras que la opción de darle espacio al massismo parece haber quedado totalmente descartada, no sólo por los trascendidos del rechazo al plan de Massa en el fin de semana sino también por el hecho de que el presidente de la Cámara de Diputados parece no estar dispuesto a seguir ofreciendo posibilidades que comprometan sus aspiraciones presidenciales.
Las opciones se van reduciendo, al punto tal de que ya es cosa normal escuchar a los más albertistas, desde principio de semana, desmintiendo rumores de renuncia de Alberto Fernández. humildemente le sugerimos al Presidente para no tener sobresaltos que tenga en cuenta que la ley laboral dice ¨el preaviso deberá darse con la anticipación del trabajador, de 15 días.y de 1 mes cuando el trabajador tuviese una antigüedad en el empleo que no exceda de 5 años".