OPINIóN
Política en crisis

El Frente de Cristina: la vicepresidenta demostró que es quien manda y la que tiene el poder

Se terminó la etapa del sin Cristina no se puede, y con ella sola no alcanza, hoy los hechos marcan que es ella la única capaz de conducir. Cualquiera que vaya a calzarse el saco de Alberto, sabe lo que le espera si no se subordina a su liderazgo.

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Ella. CFK desplegó el viernes en Tecnópolis otro “acting” político. | Marcelo Silvestro

Desde las PASO 2021 hasta la fecha, una suerte de hechos inesperados han ido sucediendo en el Frente de Todos. Pese a que desde hace meses las encuestas y sondeos ponen a Cristina Fernández de Kirchner cómo líder indiscutible del frente, ahora no es necesario medir nada, Cristina demostró que es quien manda y la que tiene el poder.

Pasada la popularidad que le propinó el comienzo de la pandemia al presidente Alberto Fernández, la misma le facturó más de lo que le dio, como broche tuvo una foto que terminó de marcar la suerte en un 2021 electoral, que entre PASO y generales, fue escenario de una renuncia masiva de soldados k, y que luego si bien Alberto Fernández quiso vender como una remontada (al recuperar unos puntos en noviembre haciendo hincapié en la provincia de Bs. As.), nadie podía festejar mucho la contundente derrota en el país. Pero fue suficiente para que el presidente con ese mínimo impulso que sentía hable de PASO en el Frente de Todos en 2023, y que él iba a ser candidato. Nadie entendía mucho el por qué hablar de ello faltando tanto tiempo, pero nadie tampoco entiende mucho lo que sucedió después.

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Las vacaciones duraron poco, el alivio de la pandemia y el éxito del Pre Viaje, se chocaron con la necesidad inminente (antes los vencimientos y el inesquivo default) de definir qué se hacía con el FMI. En el sector de la vicepresidenta, el malestar que comenzó con la derrota de las PASO, el posterior y prematuro lanzamiento de internas a finales del 2021, se elevó a la quinta potencia con el manejo que le dio el presidente a la reestructuración de la “deuda de Macri” con el FMI, tanto que llevó a que su hijo Máximo renuncie a la presidencia del bloque en la Cámara de Diputados.

Luego de ahí en más todo comenzó a deteriorarse de manera impensada, Alberto dolido por la votación en contra a su acuerdo, Cristina dolida por su falta de injerencia (¿o escucha?), comenzaron una relación casi infantil alrededor del manejo del máximo poder del estado en nuestro país.

Mientras tanto la bola de nieve de la inflación comenzaba a mostrarse, a este escenario se sumó la guerra en Ucrania que nadie esperaba, y la falta de gasoil, el acuerdo del FMI y sus metas, el gasoducto Néstor Kirchner, fueron condimentos que a través de un “debate público” a través de actos y fechas conmemorativas entre la vice y su elegido presidente fueron degradando la gestión, económica y política del país. Hasta que Guzmán explotó, y quedó desnuda la verdad. El Frente de Todos, que puso en los papeles de presidente a Alberto Fernández, con Cristina como mayor accionista y tiene a Massa como socio minoritario, quien ante la renuncia del ministro de economía con su juego conciliador se disfrazó de cordero, pero actuó con el hambre de un lobo feroz, otra vez volvió con las manos vacías (ya con la renuncia de Kulfas habría querido mojar la medialuna).

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El Frente de Todos forzado por las últimas apariciones y accionar de Cristina, ingresó en un punto de no retorno. El verticalismo del peronismo, hoy llamado Frente de Todos, luego de que el propio presidente máxima figura del poder político según marca la institucionalidad, y pese a su evidente resistencia, se terminó ordenando debajo de la figura de Cristina Fernández de Kirchner, no quedan muchas elucubraciones por hacer. Vale mencionar que Alberto tuvo en dos oportunidades las chances de gestar músculo político propio para posicionarse internamente, cuando aparecieron las renuncias masivas y cuando se discutía por default sí o default no, y contaba con el apoyo de prácticamente todo el peronismo y hasta la oposición, menos La Cámpora y algunos movimientos sociales; lo que devino luego fue el incineramiento (en vano) de sus defensores antes cada embate del kirchnerismo duro, y la situación actual. A la jefa por momentos le queda una batalla interna, los movimientos sociales cercanos a Alberto Fernández, de todas maneras la suerte ya está echada.

Se terminó la etapa del sin Cristina no se puede, y con ella sola no alcanza, hoy los hechos marcan que es ella la única capaz de conducir (y al parecer ella lo entiende así), además cualquiera que vaya a calzarse el saco de Alberto, sabe lo que le espera si no se subordina a su liderazgo (inherente a su esencia política). Y en un país presidencialista como el nuestro es inviable este tipo de gobierno subrogante. Además el electorado que quizás votó a Alberto por su “moderación” o hasta incluso por esas diferencias con su impulsora, ya se quemó con leche, así que si le muestran la vaca es muy probable que llore, y Cristina lo sabe.

Entendiendo que algunos en el Frente de Todos como está la cosa dan por perdido el 2023, Cristina Fernández de Kirchner viene a traer supervivencia (pese a su casi 70% de imagen negativa) al menos para cierto sector del peronismo, principalmente el de la provincia de Buenos Aires cuya base electoral es del 40% del total país, con un piso electoral que prácticamente nadie tiene y que con la lectura del fracaso del actual gobierno nadie puede garantizar mucho más tampoco. También resucita a ciertos sectores k que hasta hoy tenían cero chances de sacar una tajada de algo, pero hoy si se encolumnan como sus fieles quizás algún vueltito capaz ligan. Nadie podría afirmar que esto será así, y nadie sabe si una suerte (léase medidas acertadas, consensos políticos y buena gestión) inesperada pueda beneficiar a la nueva ministra y comience el oficialismo a dar vuelta el marcador (en política todo puede pasar), lo que sí está claro es que comienza una nueva etapa en el Frente de Todos, la del Frente de Cristina, al menos mientras la unidad aguante.

 

* Matías Micheloud. Consultor político y de empresas. Director de Pulso Consultores.