COLUMNISTAS
TRAFICO

Fracaso en la política de drogas

default
default | Cedoc

Recientemente, el papa Francisco llamó la atención sobre un aspecto del problema de las drogas que resulta claro para todos, menos para los funcionarios de Gobierno: el creciente rol de Argentina en la fabricación de drogas. Es tan evidente esta realidad, que su negación no debe ya atribuirse a la ignorancia o al error, sino a la mala fe.

En efecto, en los últimos diez años la Argentina ha expandido significativamente su rol en el tráfico internacional, la fabricación y el consumo de drogas y en el lavado de activos. Por caso, en mayo de 2014 las autoridades mexicanas incautaron en el puerto de Progreso un cargamento procedente de Argentina con 2.360 litros de cocaína líquida vinculada al Cartel de Sinaloa, al tiempo que aquí se arrestó a nueve personas, entre ellas un ingeniero mexicano. Luego se confirmó que dicho cartel venía financiando y supervisando este tipo de operaciones en nuestro país por lo menos desde 2012. Así, se estima que cada año entre 70 y 110 toneladas de drogas pasan por Argentina, y sólo se incauta el 6%.

En enero de este año se capturó en Bogotá a Alejandro Gracia Alvarez, colombiano que llegó a manejar las operaciones financieras en Argentina de al menos 12 jefes narcos colombianos. Instalado en nuestro país desde mediados de 2000, con los años se encargó de facilitar el ingreso de narcos colombianos a Argentina, suministrarles identidades falsas y lavar su dinero, usando una red de empresas fachada en Argentina. Según la Fiscalía colombiana, llegó a lavar más de US$ 900 millones en ingresos del narcotráfico sólo para el capo narco Alvarez Meyendorff.
Paralelamente, lo que está sucediendo con las drogas sintéticas en Argentina merece especial atención. Desde que en 2008 se descubrió el laboratorio clandestino en Escobar, manejado por mexicanos y argentinos, una luz de alarma se debería haber prendido en el tablero de alguna de las autoridades nacionales. Lamentablemente, eso no ha sucedido.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Desde entonces, el descubrimiento de laboratorios y la incautación de drogas de diseño no cesan, lo que indica un mercado en expansión. En septiembre de 2013, la policía descubrió un laboratorio de drogas e incautó 200 mil pastillas de éxtasis y precursores químicos en la misma ciudad de Buenos Aires. Al mes siguiente, se desmantelaron siete laboratorios de droga y se incautaron 12.293 pastillas de éxtasis, 1.240 dosis de ketamina, 300 tabletas de LSD y 200 dosis de efedrina en la provincia de Buenos Aires. En enero de 2014, en Mar de Ajó se descubrió una vivienda que tenía instalaciones y precursores para producir 100 mil pastillas de éxtasis. La semana pasada, la policía allanó una vivienda en Vicente López donde había instalaciones y materiales para fabricar 40 mil pastillas de éxtasis.

A diferencia de la cocaína –que requiere 120 mil hectáreas de tierras para cultivar su materia prima (la hoja de coca), centros de extracción de alcaloides de las hojas, centros de purificación para la obtención de la pasta base, y centros de cristalización para la generación del clorhidrato de cocaína–, las drogas de diseño (por ejemplo, éxtasis) se fabrican mediante la síntesis de químicos que demandan infraestructura, productos y equipamiento poco complejos y de fácil obtención. Es decir, se puede realizar en el garaje de cualquier vivienda particular. Por ello, los lugares de fabricación se ubican en los mismos centros urbanos de consumo.

Cocaína y éxtasis son dos de las drogas más nocivas y, a su vez, rentables. En Argentina, el crecimiento del consumo y la expansión del rol que juega el país en el tráfico internacional incentivaron la localización creciente de centros de fabricación de cocaína. Asimismo, el aumento del consumo y la facilidad de acceso a precursores químicos promovieron la apertura de laboratorios de drogas de diseño. Por ello, sobran evidencias tanto como falta honestidad para reconocer un fracaso en la política de drogas tan grande como la magnitud del problema que se expande en Argentina.

*Politólogo. Especialista en Seguridad.