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Invasión, fake news, hackeo y estafas con criptomonedas

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Guerra Cibernética. Estafadores aprovechan las emociones para hacer negocios. | cedoc

A medida que avanza la ocupación de Rusia sobre territorio ucraniano, con su secuela de muertos, heridos, exilio, deportaciones, destrucción y –ahora también– asesinatos y cárcel para quienes ejercen el periodismo crítico dentro y fuera del país invasor, crece la circulación de noticias falsas.

De esto ya se ha hablado y escrito en abundancia. Esta columna se ocupó del tema, citando fuentes confiables que advierten sobre las fake news y dejan al descubierto redes dedicadas a ello. No curiosamente –ya nada puede asombrar sobre las políticas aplicadas en Moscú– el gobierno de Vladimir Putin avanzó este mes con una nueva ley que aplica sanciones penales graves (hasta 15 años de prisión y multas) para periodistas que, a juicio del gobierno, se instalan al margen de la historia oficial.

Hay un ítem que está creciendo también: se basa en datos falsos o engañosos y está produciendo una gran conmoción en el mundo de la informática aplicada a las criptomonedas

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El confiable sitio Independent, en su versión hispana, publicó hace unos días un interesante artículo sobre el tema, que tituló “El auge de las noticias falsas: cómo una vergonzosa industria nueva se está enriqueciendo con la guerra”, con una bajada que señala que “la extrema presencia en línea de la guerra moderna ha generado una industria artesanal de estafadores, artistas del fraude y comerciantes de desinformación que intentan enriquecerse con la crisis”.

Señala la nota: “EnTik-Tok e Instagram, los estafadores de guerra consiguen 'donaciones' con vídeos antiguos o falsos apenas modificados para que parezcan imágenes de la invasión actual, mientras que en Twitter los traficantes de criptomonedas intentan engañar a la gente para que done a víctimas inexistentes de la invasión a Ucrania”.

Señala además que “es un equivalente memificado de la cobertura de guerra continua que los canales de noticias de televisión iniciaron en la década de 1990 con las guerras del Golfo y de Bosnia, para alimentar el hambre de información de las personas con falsificaciones producidas a un bajo costo que a menudo se propagan como la pólvora gracias a la recomendación de los algoritmos en las redes sociales”.

El último sábado de febrero, la cuenta oficial de Twitter de Ucrania publicó una solicitud de donaciones en bitcoin, ether y tether, y proporcionó dos direcciones únicas para billeteras criptográficas controladas por el gobierno. El artículo de Independent agrega que el martes siguiente, los donantes –incluyendo la empresa de intercambio de criptomonedas Binance y el multimillonario tecnológico Sam Bankman-Fried– habían entregado más de 18 millones de libras esterlinas (US$ 24 millones) en criptomonedas”. Entre bastidores, había estafadores que esperaban explotar la complejidad técnica y la naturaleza irreversible de las transacciones de criptomonedas.

ESET, una empresa de seguridad cibernética eslovaca, dijo que había detectado “un grupo de sitios web que solicitan dinero con la apariencia de fines benéficos (...) y que hacen llamados emotivos pero falsos a la solidaridad con el pueblo de Ucrania”.

Mientras tanto, la empresa de antivirus Avast advirtió que los estafadores se hacían pasar por ciudadanos ucranianos en algunas redes sociales como Twitter, y pedían donaciones en criptomonedas para ayudarlos a superar el caos.

En India, unos estafadores secuestraron la cuenta de Twitter del líder del partido gobernante, BJP, y publicaron emotivas solicitudes de donaciones en bitcoin y ether, según Hindustan Times.

Los hackers –es necesario aclararlo– estaban ansiosos por “ordeñar” a ambos lados del conflicto: publicaron un tuit que invitaba a sus seguidores a “apoyar al pueblo de Ucrania”, mientras que otro les pedía “apoyar al pueblo de Rusia”.

Un costado poco conocido de estos dramáticos acontecimientos bélicos.