Con la cuenta regresiva del reloj corriendo a toda velocidad, los espacios políticos por fuera del kirchnerismo están reconstruyendo sus propuestas de fórmulas electorales frente a la mirada impávida de la sociedad.
Como enseña la teoría de los juegos, la información que tienen los jugadores es vital para elaborar estrategias. En este sentido, el anuncio de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, más allá del impacto que causó inicialmente por lo inusual del caso, tuvo un aspecto poco analizado que fue su temporalidad. La expectativa de los analistas era que el descubrimiento de la fórmula del kirchnerismo se hiciera, tal cual ocurriera en 2017, prácticamente sobre las cero horas del cierre de las listas, que en esta oportunidad será el sábado 22 de junio, buscando de esa forma que todos los jugadores muestren sus cartas en forma simultánea. Sin embargo, Cristina se adelantó 35 días con el neurálgico anuncio, con su contracara que les otorgó a sus competidores una información valiosa.
Cuatro tesis. Las razones últimas del motivo del adelanto de la decisión probablemente las conozca solo la ex presidenta y algunas personas más. Como hábil participante del juego político, conoce perfectamente las consecuencias de sus actos, sin embargo, cuatro razones plausibles podrían haber precipitado el anuncio.
1. Favorecer la instalación del candidato. Por las características de su trayectoria política se necesitaría más tiempo para la instalación de Alberto Fernández, especialmente entre los más jóvenes. Pasaron once años desde su renuncia como jefe de Gabinete, muchos de los votantes del padrón actual eran aún niños. De hecho, Fernández se está presentando en sociedad, mientras los otros espacios están luchando para arribar a alguna conclusión.
2. Frustrar la estrategia dorada del macrismo de tener en el banquillo de los acusados a la futura candidata a la Presidencia. Obviamente, la foto prometida se vio relativizada por la noticia de mayor calado. De todos modos, la expectativa del macrismo para buscar la sincronía del juicio con la campaña electoral apuntaba más a recuperar votos ahuyentados de Macri que a capturar votantes nuevos. Sin embargo, en vista de datos recientes de encuestas de opinión, ese objetivo también habría naufragado, excepto quizás para la masa impredecibles de indecisos.
3. Recuperar el apoyo de los gobernadores que han ido enviando mensajes ambiguos que iban desde la prescindencia hasta el apoyo a Alternativa Federal. El anuncio de Cristina fue dado luego del triunfo de Juan Schiaretti en Córdoba, que auguró incluso la posibilidad del surgimiento de un nuevo competidor desde el “cordobesismo”. Ahora los gobernadores tienen una fórmula competitiva para apoyar incluso para los que oportunamente se distanciaron de Cristina.
4. Reconstruir un marco de alianzas con la fórmula sobre la mesa, esto va desde negociaciones con un Sergio Massa revitalizado, hasta reevaluar las opciones en Buenos Aires y Capital Federal, un espacio “abandonado” por el kirchnerismo, pero bien conocido por Alberto Fernández, cuarto distrito electoral y cuna del PRO.
Oficialismo. Por el lado del macrismo, Rogelio Frigerio reconoció –por primera vez– que todas las opciones son posibles, lo que hizo estallar especulaciones sobre posibles fórmulas desde Macri-Vidal, Vidal-Macri, Vidal-Lousteau, hasta Vidal-Rodríguez Larreta, entre otras. Sin embargo, tampoco la presencia de María Eugenia Vidal es una carta que asegure el triunfo, en todo caso acercaría a Cambiemos –si se sigue llamando así– a superar la primera vuelta, abriendo las ventanas de un impredecible ballottage.
La gobernadora Vidal también es afectada por la situación actual, quizás no se la responsabiliza por las decisiones económicas, pero sí por las consecuencias y en el conurbano bonaerense las diferencias de intención de voto entre el oficialismo y el kirchnerismo son muy superiores al resto del país.
Por eso la opción Rodríguez Larreta no sería descartable, es el único que puede en estos momentos mostrar gestión con obras de envergadura y tendría un reemplazo medianamente sencillo en Diego Santilli, que no para de enviar mails a los contribuyentes mostrando logros puntuales en seguridad.
Peleas y reconciliaciones. Los pasos de comedia protagonizados por los integrantes del peronismo no K probablemente tengan más explicaciones desde la psicología que desde la teoría de los juegos. Los egos en pugna parecen superar al cálculo racional que debería primar en estos días. El problema de Alternativa Federal es que después de tanto tiempo no tienen un candidato competitivo por fuera de Roberto Lavagna, y la propuesta de Schiaretti de que se sumen Daniel Scioli y Marcelo Tinelli al –¿momentáneamente?– ido ex ministro de Economía fue más realizada desde el enojo que desde la racionalidad política, por eso hay espacio para la reconciliación propiciada por Pichetto. Sin embargo, la respuesta de Lavagna sobre que el reelecto gobernador de Córdoba apoya la política de ajuste del gobierno nacional fue artillería pesada desde alguien que ha hecho de la moderación, virtud.
Ahora sí desde el puro cálculo electoral, Schiaretti y Urtubey se preguntan cuánto suman las figuras de Margarita Stolbizer, el radicalismo disidente y los socialistas santafesinos. Parte de la ecuación se resolverá el 16 de junio con las elecciones de Santa Fe. Si Antonio Bonfatti finalmente gana, Lavagna ganará un socio de oro. Si en cambio el triunfo es para Omar Perotti –como parece ser más probable–, la tesis de las gran PASO será irrefutable.
Las monedas están arrojadas al aire, y tardarán un tiempo en bajar. Mientras tanto lo inesperado puede actuar nuevamente.
*Sociólogo (@cfdeangelis).