Si hiciéramos un Game of Thrones o alguna de esas películas de fantasía medieval basada en la historia argentina, la familia Larreta podría ocupar el lugar de una casa de funcionarios y consejeros de reyes signados con la maldición de los “no queridos” que los acerca al poder pero a la vez los mantiene siempre de lado. Horacio Rodríguez Larreta padre, fue consultor político y económico y funcionario de Frondizi en el Ministerio de Relaciones Exteriores, funcionario de Menem y presidente de Racing. El bisabuelo del actual jefe de Gobierno fue Canciller y ministro del Interior durante las presidencias de Quintana y de Figueroa Alcorta, y sus tíos y tíos bisabuelos también ejercieron una fuerte influencia en la vida pública de argentina desde diversos ámbitos.
Horacio Rodríguez Larreta ocupó desde 1993, a sus 28 años, diversos roles en la función pública antes de llegar a ser el jefe de Gobierno. De hecho fue quien desde la Fundación Sofía resultó una pieza clave en el armado del espacio del PRO y en la carrera de Macri a la Presidencia. El mismo ex-presidente le reconoce su valor en la gestión de la Ciudad de Buenos Aires durante las jefaturas de gobierno que lo llevaron al sillón de Rivadavia.
Sin embargo, pese a sus largas experiencias, pareciera que el ejercicio del poder les es esquivo a los Larreta. Ya desde el origen de la carrera del PRO a la presidencia se notó esta suerte de maldición porque siendo el candidato a vice-jefe Larreta, el PRO perdió las elecciones en 2003 y recién con Michetti de Vice ganaron las elecciones de 2007. También cuando accedió a la jefatura de Gobierno en 2015 hay que recordar que, con apoyo y todo, casi es derrotado en la interna por Michetti que terminó llevándose el premio de la vicepresidencia por su hazaña en esa interna en parte.
Horacio, como buen miembro de la familia Larreta es un trabajador incansable del Estado que estuvo primero en el PJ y después co-fundó el espacio del que participa ahora pero también lleva la marca del no querido. Es apreciado como trabajador y como mano derecha pero no es “elegido” para ocupar cargos ejecutivos. Pese a que, tras una larga insistencia y apoyado en el nombre del partido, ocupa un cargo ejecutivo, pero pareciera que no puede terminar de deshacerse de la maldición. Siempre tuvo sobre él la sombra de alguien. Ahora pretende hacer y deshacer en soledad y apropiarse del partido, pero no logra sacarse de encima a la sombra de Macri cuya construcción de poder ayudó pero nunca logró capitalizar para sí.
Alberto, Macri, Cristina y Milei, en un mundo paralelo con retazos de la realidad
Es verdad que en su tenacidad trabaja diariamente para ser candidato en 2023, porque tiene absolutamente decidido ser candidato a presidente a como dé lugar. Pero ¿sería tan claramente ganador frente a otras opciones del mismo espacio? y quienes lo apoyan ¿están felices apoyándolo? En la política están al lado de él pero un poco quieren no quedar muy pegados porque algo del eterno consejero se percibe en el modo de ser de Larreta. No obstante esto, Horacio suma apoyos porque sabe que todo lo puede porque todo lo que no se puede por la fuerza en política, hay moneda de cambio. En el fondo muchos partidarios del PRO tienen una gran desconfianza y no terminan de ver en Horacio a un líder por su historia de militancia y por los amigos que le dejó que van desde una relación histórica con Sergio Massa a sus coqueteos con muchos históricos de pasado dudoso.
Además de estas dudas sobre su figura, a Larreta aún le queda dirimir las internas y enfrentarse a los dos grandes escollos que se interponen en su camino a la candidatura y que son los que quedan tras descontar a Vidal que puede hacer ademanes de anotarse en la interna pero no le parece alcanzar ni para empezar.
Por un lado se enfrenta a más abiertamente a Patricia Bullrich que cada día gana más en las encuestas sobre todo en función de sus relaciones más amistosas con la reciente revelación del grupo de Milei. Al punto tal le están dando los números que ya armó un equipo interno de gobernabilidad con el que conversa asiduamente para ensayar explicaciones y pensar soluciones a los problemas actuales de cara a tener respuestas para dar ante los medios.
Por otra parte, el tercero en la discordia es Macri que siempre está aunque no figure. Apenas aparece por momentos para mantenerse presente, pero se sabe que está, como buen ingeniero haciendo los cálculos para evaluar la viabilidad de su candidatura. Está esperando a que terminen de consolidarse los acontecimientos que puedan mostrarlo como un candidato con chances porque si no es así, difícilmente se meta a perder algo que ya supo ganar. Aunque sí es ya públicamente conocido que internamente tiene muchas ganas, está pacientemente esperando para apostar a lo seguro.
Comenzó el armado político de cara al 2023
Por eso, pese a que se inclina por “la piba”, está haciendo un poco de apoyo a Horacio y un poco de Patricia. Por un lado así logra para pescar en el amplio marco de los simpatizantes del PRO y recuperar, y por qué no robar, algunos de los votos de Milei, por otro, queda bien parado con cualquiera que gane la interna si él no ve las condiciones para presentarse.
En las ecuaciones del ingeniero, pesa mucho el hecho de que tal vez el poder del efecto de Milei no logre llegar tan vigoroso a las elecciones y empiece a amesetarse. También es muy importante la variable de seducción del candidato libertario quien parece estar lejos de aceptar pero la esperanza de conversión al PRO es lo último que pierden en el espacio y por eso siguen intentando. En cualquiera de los escenarios estimados, la resultante siempre da para esto que la mejor opción a la pesca del voto libertario parece ser Bullrich que es la que tiene más posibilidades de un acercamiento, frente a los radicales o al mismo Larreta quienes son frecuentemente denostados por Milei y sus seguidores. Falta mucho para decidir, lo único importante será clave darle a la sociedad soluciones de cómo se hará, ya nadie comprará espejitos de colores