Sola su alma en el gran escenario del Estadio Único de La Plata, ante más de 50 mil personas, Cristina Fernández de Kirchner en un momento reta a la multitud: “Les digo esto para que lo piensen, no para que silben”, y los calla. Y a los quince minutos de su arranque permite que atruene el “Cristina presidenta”, al que responde parafraseando a Perón con “todo en su medida y armoniosamente”.
Maneja CFK con la misma astucia la escena y el peronismo, al cual pretende volver a marcarle el paso. Aunque el experimento que creó hace casi cuatro años apenas sirvió para ganarle a Mauricio Macri y lo convirtió en el primer presidente que no consiguió la reelección, el resto dejó mucho que desear y mantendrá una continuidad paradojal: Alberto Fernández será el segundo presidente que no conseguirá reelegir.
La vice está tan negativa respecto a la experiencia con el actual mandatario, que la gente que la rodea repite una única certeza suya temprana sobre el futuro electoral del oficialismo. No apoyará que vuelva a ser candidato.
En la organizada foto que se armó luego del acto del jueves, en la residencia de la Gobernación bonaerense, Cristina pudo dar alguna pista de sus preferencias. A su izquierda se ubicó Axel Kicillof. A la derecha, Wado de Pedro.
Los preferidos atraviesan situaciones contrapuestas. El ministro del Interior se cortó del gabinete y se mueve en eventos y visitas por todo el país como si estuviera en campaña, lo que le ha generado ciertos cortocircuitos dentro de su propio espacio de La Cámpora. No dudaría un segundo en aceptar el dedazo cristinista como presidenciable.
El gobernador se resiste todo lo que puede a dejar La Plata. Prefiere mil veces ir por la reelección provincial, donde no hay segunda vuelta, que arriesgarse a una derrota nacional. Esa convicción entraría en crisis ante un pedido expreso de Cristina, aseguran cerca de él.
Surge la duda de qué pasa si Sergio Massa consigue en abril o mayo reducir la inflación a la mitad, mantener estable la macro y números positivos de crecimiento económico. La vice no lo prefiere como candidato como antes no lo prefería como ministro de Economía. Está visto que es más pragmática de lo que sus enemigos creen.