Con el mismo ímpetu con el que cualquier náufrago se agarra a una madera en el agua para no hundirse, Alberto Fernández y, sobre todo, Cristina Fernández de Kirchner decidieron dejar de lado sus pruritos y se abrazaron hace ya un trimestre a Sergio Massa y su ballet.
A pesar de que defeccionaron algunas de las estrellas de su elenco, conscientes de que con el escenario político y económico hay mucho más para perder que para ganar, Massa se las fue arreglando para evitar un derrumbe que parecía inminente.
Sin ninguna medida de fondo, claro, el ministro de Economía armó su menú del “vamos viendo” macro con ciertas dosis de parches, unos gramos de sentido común, algo de humo y unas cucharadas de muñeca. Eso sí, con dos ingredientes esenciales: alianza con EE.UU. (y por ende, con el FMI) y ajuste de las cuentas públicas.
Para ello se apoya en sus clásicos respaldos dentro del mundo empresarial y financiero y en tres funcionarios claves: Gabriel Rubinstein (su viceministro), Lisandro Cleri (su hombre en el BCRA) y Guillermo Michel (mucho más que el jefe de la Aduana).
Con Massa al frente, en JxC ya advierten que no hay que dar por derrotado al FdT
Resulta obvio que todo esto no basta para iniciar un combate serio y sostenido contra el flagelo que tiene mayor impacto en la población, la inflación. Es más, a la ausencia de decisiones concretas en ese tema se suman torpezas innecesarias, como dejar entrever que habrá un acuerdo de precios con empresas de consumo masivo, las que ante el total desconocimiento de la novedad aceleran la inercia de los aumentos, por las dudas.
Massa sabe casi mejor que nadie que el oficialismo y él mismo tienen escasísimas chances de éxito electoral en 2023 si el alza de precios se mantiene en torno a los tres dígitos. En ese sentido, el dibujo presupuestario del 60% de inflación anual busca tanto reducir las expectativas como abrir la puerta a licuar gastos públicos y aumentar los ingresos si ese índice es superior. El ministro nunca deja de hacer política ni da puntada sin hilo.
En JxC lo saben. Por eso, en las conversaciones privadas donde no se habla todo el tiempo de la detonación de sus peleas internas, comienza a abrirse el paraguas sobre la capacidad que puede tener el FdT de dar pelea electoral desde el ejercicio del poder, con Massa al frente de la ofensiva. Esta semana lo advirtieron públicamente dos dirigentes que conocen muy bien al ministro: Diego Santilli y Miguel Ángel Pichetto.
Más pesimista y drástico luce al respecto el halconismo económico PRO, que días atrás le insistió por separado a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich que no habrá lugar para gradualismo. La sentencia corrió por cuenta de Luciano Laspina, Pablo Guidotti, Dante Sica y Nicolás Dujovne. No se tratan solo de egos personales las disputas políticas.