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OPINIÓN

La operación del cuarteto contra la Ley Bases

Para la pesquisa del gobierno, este cuarteto (Martín Lousteau, Horacio Rodríguez Larreta, Sergio Massa y Cristina Kirchner) se hizo cargo de bloquear y atrasar el dictamen en el Senado por la Ley Bases, considerada por Javier Milei como la llave del tesoro de su gestión.

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Larreta, Lousteau, Cristina y Massa. | Pablo Temes

La identificación policial señala que los responsables son tres: Martín Lousteau, Horacio Rodríguez Larreta y, su compañero en otros emprendimientos amistosos, Sergio Massa. Nada menciona el informe sobre una presunta autora intelectual, Cristina Fernández de Kirchner, aunque ella ya ha confesado voluntad societaria con la operación. Para la pesquisa del gobierno, este cuarteto se hizo cargo de bloquear y atrasar el dictamen en el Senado por la Ley Bases, considerada por Javier Milei como la llave del tesoro de su gestión.

Una llave que, si finalmente se aprueba, estará oxidada, averiada y con limitaciones obvias para abrir todas las puertas. Tamaña demora y objeciones, según cree el oficialismo, generaron cierta desconfianza esta semana que afectó a los mercados (caída de bonos y acciones) y hasta empujó la suba del dólar blue. Como dice el adagio: los árboles no crecen hasta el cielo.

Debate en el Senado por la Ley Bases
Debate en el Senado por la Ley Bases.

Con la misión de encontrar culpables a su lento traspié legislativo, el gobierno reprocha la acritud del cuarteto ante la deseada Ley:

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1) por la atención pormenorizada y crítica que el senador radical Lousteau le brindó al proyecto ya aprobado por Diputados —colocó en ridículo a un funcionario de Energía que dijo desconocer lo que él mismo había escrito (Eduardo Rodríguez Chirillo)—, encabezando una corriente opositora que le permitió retener la iniciativa en la Cámara alta (algunos usan el término “secuestrar”) para estudiarla como no lo hicieron los diputados de su partido;

2) la influencia obvia del ex alcalde porteño, Rodríguez Larreta, con la misma vocación por la tardanza y ejercitando sobre otra “secuestradora” de texto llamada Guadalupe Tagliaferri, senadora que habla por él hasta cuando está él, para atrasar o hundir la norma mileista. Una talibán contra Milei, hora también de pagar agravios del pasado en nombre de su jefe. Curiosamente para muchos, el fracasado candidato del PRO se imagina aspirante a la Presidencia (por sus virtudes moderadas y de negociador, al revés del extremismo de otros del gremio), anhelo que comparte con Lousteau, todavía virgen para triunfar en esas categorías superiores.

En cuanto a la inserción de Massa en ese grupo de soñadores, quien no ha renunciado a seguir en política y renovar sus quimeras presidenciales, opera en silencio —como siempre lo hicieron— con su amigo Rodríguez Larreta, se asisten uno al otro en la actual desgracia. Por su parte Cristina, omnipresente en el Senado, domina el bloque en la misma línea del rechazo o demora de la ley. Por ahora es la única del cuarteto que no piensa en el regreso a la Casa Rosada.

Ley Bases de bajas calorías

La gestión dilatoria atribuida a los cuatro personajes quizás no se corresponda al pensamiento de varios gobernadores, esa rara grey que alberga jefaturas peronistas en Córdoba y de radicales en Santa Fe. Al contrario de su naturaleza. Hay impaciencia en esos sectores, como en los mercados, por resolver el paquete fiscal en sus distritos y empiezan a penar por las demoras legislativas: sospechan que ciertos senadores se adaptan más a sus propios intereses que al de los líderes provinciales. Y cada uno necesita una obra para promoverse, sobre todo desde que Milei sostuvo que había “sobreactuado” en el ajuste.

Por otra parte, nadie debe olvidar que en las elecciones de medio término del año próximo son más importantes los gobernadores que cualquier postulante a la Casa Rosada. Por encima del mismo Presidente, además: se juegan otros valores internos, la conservación territorial no se remite a una sigla y tampoco hay ballotage. Después de varios meses, Milei parecido entenderlo: de ahí los recorridos de su hermana para instalar La Libertad Avanza en todo el país.

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Javier Milei.

Karina no solo viaja, también se ofrece a la demanda pública con un paradero en las redes. Pueden escribirle, otros contestarán. Señal de que no hará conferencias ni se mezclará con el periodismo, tal vez descree de sus condiciones para comunicar por la prensa. Al margen de postularse o no, en forma testimonial quizás en distritos como provincia de Buenos Aires o Capital Federal, sería impensable que deje de estar al lado de su hermano en la gobernanza.

La incursión de ella en todas las provincias resulta elemental e imprescindible: difícil que Milei, hoy firme y sostenido en las encuestas, pueda ser autónomo a las internas de cada distrito, jamás ilusionarse en repetir por su cuenta un 55% de adherentes en territorios ni siquiera frecuentados. No va a estar su nombre en la boleta, un hándicap difícil de descontar. No es sencillo repetir la carrera de Bukele.

Hostia, Milei

Descontado entonces que la Ley Bases saldrá, aunque averiada y quizás insuficiente por las tareas de corrección final en Diputados. Regateo peligroso: un Milei imprevisible y abrumado por las condicionalidades críticas y asuma discutibles roles protagónicas: ya anunció que anulará cualquier norma que lo obligue a emitir.

Dispuesto quizás a cualquier guerra: en tiempos de arroparse en vestidos ajenos, el mandatario se autopercibe como un Titán, no le da vergüenza cantar ni autoelogiarse intelectualmente, hablar a las masas más que Fidel Castro pero ofreciendo inéditas y soporíferas clases de historia económica, darse todos los gustos como si fuera un nuevo rico, tampoco confrontar con poco leídos jefes de Estado (caso de Pedro Sánchez), seguro de un destino alimentado hasta por la religión.

Solo necesita plata en un mundo que le dice “no hay”, como si lo copiara. Al menos conseguir una refinanciación, como el swap de China: tal vez esos ojitos oblicuos sean más generosos que a los que visita a menudo recogiendo hasta ahora solo palmadas en la espalda. En eso estamos, canciller Diana Mondino mediante.