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La ortodoxia, una nueva casta inaugurada por Milei

El Presidente cargó contra algunos economistas cercanos a su pensamiento. Desde su visión, deberían estar aplaudiéndolo.

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Tallarines en su salsa, Carlos Melconian. | Pablo Temes

Javier Milei inauguró esta semana una original batalla contra una nueva casta: la de los economistas. Pero, curiosamente, integrada por sus colegas más cercanos a su pensamiento ideológico. Durante su exposición del miércoles de la semana pasada en la cena anual de la Fundación Libertad, y rodeado de, prácticamente, todos los empresarios, dirigentes políticos y profesionales generales que piensan de manera parecida al jefe de Estado; Milei dedicó una exposición de unos 55 minutos a contestar los tres grandes capítulos que los economistas con poder de exposición pública vienen manifestando sobre la marcha del programa económico libertario.

Sobre los que plantean dudas sobre la sustentabilidad del plan de estabilización y, futuro, crecimiento de la economía argentina. El Presidente volvió en cuanto a las formas y tonos, a su época de expositor y conferencista profesional, pero utilizando el púlpito de la Fundación históricamente más cercana al pensamiento liberal para contestar lo que él considera, una injusta cruzada en contra de su gestión. Colocando a estas críticas  a la par de las embestidas de la oposición ideológicamente más profunda a sus ideas, provenientes del kirchnerismo o las ideas más de centroizquierda e izquierda del país. Milei contestó a la ortodoxia presente en el evento de la Fundación, con la misma virulencia y sarcasmo  que hubiera utilizado ante un auditorio ideológicamente enemigo. Y por el tono usado, cruzó un Rubicón que costará remontar.

El Presidente volvió, en cuanto a las formas y el tono, a su época de expositor y conferencista

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Alguna explicación psicológica puede haber ante la embestida. Milei esperaba las críticas a sus ideas fiscales, monetarias, financieras y macroeconómicas, desde lo que él mismo denomina el “keynesianismo estatizante”. O, a veces, directamente socialismo o comunismo. Lo que no tenía en agenda, es que siendo jefe de Estado reciba críticas fuertes claras y directas desde el rubro de la ortodoxia económica; quienes, según su visión, deberían estar aplaudiendo sus rápidos logros de superávits gemelos en lugar de considerar que su programa es endeble.

Para Milei, esta posición es imperdonable. Y merecedora de la embestida final del miércoles pasado ante los liberales de ayer, hoy y siempre que habitan la Fundación.

Tres capítulos concentran las críticas. Y las contestaciones de Milei.

Sus colegas ideológicamente cercanos critican, primero que el superávit fiscal primario y financiero sea tan sólido, como lo presentado por el propio Presidente en cadena nacional. Si bien se pondera que no haya emisión monetaria ni toma de deuda para pagar gastos corrientes, se pone en la lupa el concepto de pago Caja y Devengado. El primero apunta a lo efectivamente gastado. El segundo incluye los gastos asumidos, pero no concretados. Por ejemplo, en el primer caso no se consideran las deudas que el Gobierno viene manteniendo con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (Cammesa) y los grandes importadores; pasivo cruzado que estaría superando los US$ 3 mil millones según cálculos privados. Esto además de la mención del logro en la reducción de gastos, vía licuación de jubilaciones y cancelaciones de obra pública comprometida de antemano por el gobierno anterior. Se asegura que si se tomaran como válidos todos estos ítems en el cálculo, el resultado final sería de equilibrio o incluso negativo.

El segundo capítulo donde el Presidente recibe críticas fuertes es en el referido al potencial retraso cambiario. Los economistas ortodoxos mencionan que la devaluación a 800 pesos de diciembre pasado ya fue superada por la inflación, que la relación es un tipo de cambio de aproximadamente 920 pesos, con un alza de precios acumulada superior al 80% y que la contracción en la demanda de divisas en medio de una recesión generan un serio problema de competitividad, que provocará, incluso, la contracción en la aparición de la joya más esperada por el sistema financiero: la liquidación de los dólares sojeros. Un dato extra expone la situación: el récord de compra de silobolsas, una información que la gente de campo comienza a manejar con insistencia.

Son, entre otros, Carlos Rodríguez, Melconian,  Cachanosky, Alfonso Prat Gay y Marina Dal Poggetto

El tercer capítulo polémico refiere a la discusión sobre la eventualidad de una dolarización, un punto donde la ortodoxia, para ser concretos, siempre vio una utopía y el Presidente su principal propuesta económica. Consideraciones ideológicas aparte, lo que se cuestiona desde los economistas que ven a la presencia del Estado en el manejo de los mercados como una contraindicación al crecimiento del país; es que para avanzar en la idea Milei necesitaría en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), no menos de 15 mil millones en azul (hoy se encuentran en US$ 2 mil millones). Y que, si los tuviera y mantuviera el equilibrio fiscal primario, el mensaje sería tan profundo que no necesitaría el abandono del peso para poder sacar al país adelante. El famoso debate entre “los fideos y el tuco”.

Milei desprende furia ante las tres críticas. Las considera injustas, envidiosas y técnicamente flojas de papeles. Cree, además, que se deslizan desde el grupo de personas que más deberían ponderar su gesta. Y que, en el caso de algunos, son hechas con más virulencia que las antes ejecutadas contra los gobiernos kirchneristas o similares. Y que son esparcidas por quienes “no la ven”. En algún sentido, en el mismo club que la mayoría de los empresarios argentinos, quienes para el Presidente no mostraron tener actitud proactiva a su programa, al menos en este inicio de gestión. Lo que ya se dijo. Las diferencias entre la casta empresaria y el libertario, quien cree que incluso hubo actitudes hasta golpistas. Como los aumentos en las prepagas y en algunos alimentos.

Hay una nueva casta que Milei tiene en la mira. La integran: Carlos Rodríguez, Carlos Melconian, Roberto Cachanosky, Alfonso Prat Gay, Marina Dal Poggetto, entre otros.