COLUMNISTAS
UN TIEMPO NUEVO

Operativo clamor

La escena permite apreciar la diferencia entre la multitud autoconvocada, de la que hablamos a propósito del Mundial, de las masas movilizadas por las empresas del pobrismo. Cuando Cristina Kirchner anunció que no sería candidata el próximo año, intentó provocar el clamor de sus seguidores, que piden que lo sea. Cuando llegó al acto en que anunció que podrá ser candidata, protagonizó una escena interesante. Cuando se iba subió a una pequeña plataforma para saludar con sus brazos en distintas direcciones, pero una imprudente cámara hizo una toma desde sus espaldas en la que se pudo ver que en la calle no había nadie. Estaba sola, saludando a sus fantasmas.

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Autoconvocados. Los festejos por el Mundial son un ejemplo de cómo la gente se organiza libremente a través de las redes sin necesidad de caudillos o líderes. | cedoc

Algunos de los que usualmente movilizan a sus seguidores estaban combinando la protesta con el placer. Huyendo del calor porteño habían ido al sur, participan para ocupar una propiedad privada en Lago Escondido. No se viaja a un sitio tan remoto solo para cantar un poco de protesta, seguramente fue parte de un tour más agradable.

Mientras los militantes luchan entre facturitas y chocolates en Bariloche, hay por todo lado pequeñas movilizaciones autoconvocadas: en todo sitio al que van los jugadores de la Selección se forman grupos de gente entusiasta que quiere tomarse una foto con ellos.

Alberto Fernández visitó Santiago del Estero. Invitó a Horacio Rodríguez Larreta para que vaya a constatar la desastrosa situación de las provincias del norte, que no pudo mejorar en sus tres años de gobierno. Desde décadas, están gobernadas por su partido. Dinastías militantes se han enriquecido mientras no proporcionan los servicios más elementales. En Santiago del Estero el agua se usa para regar uno de los mejores campos de golf del continente, no para que la beba la gente.

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Mientras en los municipios y provincias kirchneristas la miseria no tiene límites, sus dirigentes se enojan con Buenos Aires, que para ellos es una ciudad opulenta en la que hasta los helechos tienen luz. Después de más de tres lustros de administración del PRO, la Ciudad se transformó en una de las mejores de América Latina. Es probable que Alberto quiera que Horacio le explique cómo se hace para imitarlo en las provincias del norte.

Los nacidos después de 1995 dedican un 25% de su tiempo libre a los videojuegos

En el kirchnerismo hay la sensación apocalíptica que tiene fundamento en la realidad. Las encuestas confiables registran un deterioro de la imagen de todos sus dirigentes, tan acelerado como la subida del dólar. Pronto empezará la fuga de funcionarios que renunciarán antes de que llegue el tsunami.

Como señalamos en esta columna hace más de un año, un esquema basado en el clientelismo y las dádivas no puede funcionar si persigue a los productores, provoca la huida masiva de las empresas del país y desestimula la inversión interna.

En su desordenada retirada Alberto anunció que rompía la Constitución, que el Ejecutivo simplemente no aceptaba las resoluciones de la Justicia. Tuvo que dar un paso atrás ante el escándalo que se produjo. Después de todo es profesor de la Facultad de Derecho de la UBA.

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Pocos. Una cámara imprudente mostró a CFK saludando al vacío. FOTO: Prensa Cristina Kirchner

Los presidentes fracasados suelen soñar en proclamarse dictadores. Creen que su incapacidad sería menos visible sin el contrapeso de los otros poderes del Estado y sin prensa independiente. No se dan cuenta de que, en democracia, las instituciones que limitan sus pulsiones totalitarias son al mismo tiempo el sustento de su poder.

No se puede congregar a mil chimpancés en un estadio para que presencien un partido de fútbol porque, sin los símbolos que nos permiten convivir a los homos sapiens, todos se atacarían entre sí. Como dice Harari en De animales a dioses, solo cuando concebimos el mundo simbólico y creamos normas de convivencia, pudimos armar grupos con los que exterminamos a las otras especies humanas y dominamos el mundo.

Desmond Morris describió a esas sociedades como zoológicos en los que solo podemos compartir un espacio común si respetamos normas que repriman nuestra pulsiones primarias.

La mayoría de las sociedades se conformaron dominadas por brujos y guerreros. Muchos de sus gobernantes se proclamaron dioses y a veces se identificaron con el sol como en Roma, Mesoamérica, China, Japón o el Tahuantinsuyo.

La dictadura terminó en 1983 y los menores de 28 años vivieron siempre en democracia

Con el tiempo se instaló en Occidente la idea de que ciertas familias tenían el derecho divino de gobernar. Con la primera revolución industrial apareció la democracia, que con el tiempo ha sido aceptada generalmente en esta cultura. Se impuso la idea de que la mayoría de la gente tiene derecho a elegir periódicamente a gobernantes que no tienen un  poder absoluto.

Para limitar su influencia, aprobaron constituciones que dividieron el poder entre un Ejecutivo que maneja el país, un Legislativo que promulga leyes y fiscaliza, y un Judicial que resuelve los conflictos. Cada uno de esos poderes es autónomo y no depende de los otros. No cabe que un señor resuelva disolver los poderes y cambiar la Constitución porque se le ocurre. Eso hacían los dictadores militares, de los que felizmente nos hemos librado.

Durante la Guerra Fría, esta concepción política  se enfrentó con la revolucionaria. Más de la mitad de la humanidad estuvo gobernada por dictaduras del proletariado que concentraban todo el poder en un partido y sus dirigentes. Estados Unidos patrocinó, en América Latina, la instalación de dictaduras militares que acumularon todo el poder para combatir a los insurgentes.

El fin de la Guerra Fría coincidió con la instalación de la tercera revolución industrial, que cambió a los seres humanos y los contenidos y formas de su comunicación. Como consecuencia se instalaron nuevos valores, se fortaleció el respeto a los derechos humanos, se instaló una cultura inclusiva que respeta la pluralidad cultural, sexual, reconoce los derechos de las minorías y de las mujeres. Las inquietudes cotidianas se impusieron sobre las teorías.

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Según todos los estudios, quienes nacieron hasta 1964 se identificaron con grandes  proyectos: buscaban acumular riqueza, dejar una herencia, construir obras importantes. Cuando hacían política pretendían transformar o conservar el mundo.

Las nuevas generaciones y los hijos de la tercera revolución industrial habitan un mundo horizontal y efímero, en que los grandes proyectos fueron reemplazados por lo que Alain Finkielkraut llamó “una aventura a la vuelta de la esquina”.

Es una consecuencia inevitable del avance tecnológico. Según el Indec existen en Argentina 50.409.800 teléfonos, bastantes más que sus 47 millones de habitantes. Los usa el 88% de la población que no está interesada en discutir El capital ni en escuchar  discursos de los polìticos. No se comportan como quienes vivían hace veinte años, aislados entre sí.

Tienden a ser rebeldes, a rechazar la política formal, se interesan poco en los discursos teóricos. Muchos mantienen o leen blogs en los que hablan de lo que les viene en gana, van por la calle escuchando sus iPod, toman fotos de cualquier cosa, se fascinan con las selfies.

El 58,3% de los millennials argentinos forma parte de una red social y el 40% tiene más de tres cuentas de correo electrónico. Casi todos poseen celular, y el 86% tiene también un iPod o un reproductor de MP3. Dedican en promedio 3,5 horas diarias a usar dispositivos móviles. Los nacidos después de 1995 dedican un 25% de su tiempo libre a videojuegos, que les interesan más que la lucha de clases.

Clay Shirky en Here Comes Everybody: The Power of Organizing without Organizations demuestra que algunas herramientas de la red, como el blogging software, plataformas para compartir archivos como Flickr, y otras de colaboración online como Wikipedia, movilizan grupos de manera más eficiente de lo que hacían las instituciones y organizaciones tradicionales.

Las herramientas virtuales sirven para organizar actividades masivas sin las restricciones de tiempo y costo que tenían las viejas organizaciones.  Estas no son teorías, las empresas de avanzada en el mundo las usan y nosotros las hemos utilizado  para ayudar a ganar elecciones.

Campañas obsoletas

En Argentina la dictadura acabó en 1983. Los menores de 28 años sienten que vivieron siempre en democracia. El ciudadano promedio percibe la realidad con nuevos valores, distintos a los de su abuelo, para el que el mundo se dividía entre peronistas y antiperonistas, izquierdistas y derechistas. Cuba no está en la mente de la mayoría. Es un tema del siglo pasado.

Esto no solo lo dicen los estudios de opinión pública, sino que se ratifica estudiando la big data. Lago Escondido, el tema que lleva a los militantes kirchneristas a veranear invadiendo propiedades, es algo que interesa a pocos.

En YouTube y en Google hay cientos de miles de jóvenes que buscan la música de Cazzu, Dillom, Al Biza, o Bad Bunny. No es mi música preferida, pero la escucho para entender el mundo en el que vivo. Sé que sería una mala idea usar en una campaña la cuarta sinfonía de Mahler, que es mi favorita.

En contraste, los interesados en la vía de acceso a Lago Escondido no llegan a dos mil militantes o viejitos. La mayoría de la población tampoco sigue las peleas entre políticos por cargos, candidaturas o la chismografía en torno a su vida. Esa es la agenda del círculo rojo.

Todo esto no significa que el pasado no existe, ni que los políticos con experiencia y los partidos deben desaparecer. Lo ocurrido con algunos improvisados que han

llegado al poder ha sido desastroso. En las campañas vemos a candidatos que confundieron la herramienta con el contenido y se dedican a difundir idioteces por TikTok en vez de usar las herramientas modernas para comunicar un mensaje con sentido. En vez de verse como candidatos que se comunican con la gente quedan como idiotas. Integrar las nuevas técnicas a una política de fondo es una tarea difícil.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.