COLUMNISTAS
FDN, EN EL EJE MACRI-MASSA

Puente Colorado

Por Nelson Castro | Francisco de Narváez y su chance de triunfo bonaerense hicieron emerger negociaciones entre el PRO y el FR.

TATTOO BONAERENSE. Francisco De Narváez
| Pablo Temes

Un protagonista clave del Frente Renovador habla de lo que está pasando en su interior. Señala que uno de los hechos que causaron sorpresa fue la declaración de Francisco de Narváez en Radio Mitre, donde dijo que, llegado el caso, no dudaría en negociar un acuerdo con Mauricio Macri a fin de competir en una gran interna a nivel provincial. Lo que se cree es que De Narváez quiere ir colgado de dos candidatos en territorio bonaerense, algo similar a lo que está haciendo Gerardo Morales en Jujuy. “Esto pasa en las provincias donde está triunfando el kirchnerismo. Por eso, para poder ganar en esos distritos, los candidatos a gobernador necesitan ir colgados de dos candidatos a presidente”, explica la fuente que, en la semana que pasó, tuvo una larga charla con Sergio Massa

La situación interna que se vive dentro del Frente Renovador es de una complejidad creciente. Un sector de intendentes y dirigentes bonaerenses quieren desplazar al que fuera jefe de campaña de Darío Giustozzi –que la semana pasada abandonó el massismo–, Alberto Fernández. “Yo no me voy a ir, porque no soy candidato y no tengo nada por perder. No voy a pegarle patadas al caído”, es la respuesta que a esa movida da el ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner.

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El viernes último, antes de viajar a Córdoba, Massa presidió una reunión de la que participaron el intendente de Olavarría, José Eseverri; la diputada Graciela Camaño; el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, y De Narváez, entre otros. Allí se habló de la necesidad de buscar un acuerdo con el PRO no ya a nivel provincial sino a nivel nacional, iniciativa a la que algunos asesores del ex intendente de Tigre creen se llega tarde. Lo cierto es que los contactos entre los operadores políticos de Macri y de De Narváez se han reactivado en estos días. “Massa me preguntó qué podía hacer, y yo le dije que el gran error ya lo habíamos hecho. Desaprovechamos la oportunidad de Vélez para convocar a Macri desde otro lugar, con más fuerza y presencia. Ahora es tarde, llegamos debilitados y pidiendo clemencia”, confiesa una voz de la cercanía del líder del Frente Renovador, que agrega: “Estamos dando todas señales incorrectas, es un desastre”.

En el corazón del massismo ya se habla de un acuerdo con Macri a nivel nacional.

“La política toma sus tiempos”, responden los que participaron de la reunión antes citada, quienes, por el contrario, creen que todavía hay mucho campo para la negociación con el PRO. Se basan en las encuestas que encargan sin fines de publicación, en las que se ve que las chances de Massa para alcanzar la presidencia han disminuido claramente. Esas mismas encuestas muestran, sin embargo, que, a pesar de su gran crecimiento, sin los votos que le puede aportar el Frente Renovador, Macri no tiene posibilidades de vencer a Daniel Scioli en una eventual segunda vuelta.

Una de esas encuestas muestra que, en la provincia de Buenos Aires, un porcentaje significativo de los que votan al actual jefe de Gobierno porteño a presidente lo hace a su vez por De Narváez a gobernador. Esta realidad también está en conocimiento del presidente de la UCR, Ernesto Sanz, quien, a partir de esos datos, está abogando también para concretar una gran interna en las PASO de agosto. De esto hablaron Sanz y su correligionario Gerardo Morales, en el prolongado encuentro que tuvieron con Macri en Jujuy. “Si tenemos acuerdos en varias provincias, por qué no hacerlo también en el orden nacional”, le señalaron.

Trabas y festejos. Un obstáculo para ese logro es, por el momento, Elisa Carrió, cuyas críticas feroces hacia Massa no han cesado hasta aquí. A pesar de ello, el líder del PRO es consciente de la realidad que enfrenta. Por eso, decidió cancelar todas sus actividades del lunes y abocarse al análisis de este asunto clave junto a la candidata a gobernadora, María Eugenia Vidal, cuyas chances de ganar en la provincia alcanzan, al día de hoy, la dimensión de la nada.

En el oficialismo se celebra la difícil coyuntura por la que atraviesa el Frente Renovador, sacudido por una sangría de dirigentes a la que alientan día tras día. A Giustozzi, que se fue dando un estruendoso portazo, lo están esperando con los brazos abiertos. Otro que por estas horas está buscando reabrir un canal de un contacto con Scioli es Juan José Alvarez, uno de los últimos en abandonar las huestes de Massa. Mientras tanto, envalentonada por esta realidad, la Presidenta avanza en la consolidación de su liderazgo dentro del Frente para la Victoria. En la semana que pasó, tuvo una muy activa participación en la campaña: en estas horas, su norte es ordenar la tropa tanto en el nivel nacional como en el de la provincia de Buenos Aires.

El “baño de humildad” lo tomaron varios. En el primero, la disputa interna será entre Scioli y el ministro Florencio Randazzo; en el segundo, la contienda será entre el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

El otro asunto que desvela a la Presidenta es la Corte Suprema. La aparición de Carlos Fayt, que salió caminando de su casa y participó del acuerdo de ministros en el que se reafirmó la elección de Ricardo Lorenzetti como presidente del cuerpo para el período 2016-2019, dejó sin aire el procedimiento ilegal que pretendió abrirle la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados.

“Esto, que responde a una orden directa de Cristina, ha sido un mamarracho por el que, encima, nos tuvimos que tragar las críticas de Horacio Verbitsky, quien, además, terminó dándoles una lección de derecho constitucional a muchos de mis pares”, confiesa con fastidio un legislador del FpV que desempeña un alto cargo en la Cámara baja. La embestida contra Fayt tiene como objetivo final la paralización de la Corte, a cuya independencia presente y futura la Presidenta aborrece y teme.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.