Filosofía barata
y zapatos de goma
ni esta mentira te hace feliz
quise quedarme cuando
morí de pena
quise quedarme, pero me fui.
Charly García
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Hoy un país se hace dos preguntas simultáneas de carácter pragmático. ¿Qué va a pasar con la economía en los próximos días, y cómo llegará Alberto Fernández al final de su mandato como un país en llamas? Sin embargo, hay otra pregunta de carácter ontológico que parece que ningún pensador puede responder y es cómo se ha llegado otra vez a esta situación de crisis recurrentes.
Lunes otra vez. Quienes peinan canas y no tanto ya han visto muchas crisis económicas, devaluaciones, congelamientos de precios, confiscación de los depósitos, inflación galopante, aumento e invención de los más insólitos impuestos. Para estas personas se trata de una crisis más, y en todo caso, intentan no perder su patrimonio y ahorros utilizando los aprendizajes realizados en tiempos precedentes. Eso explica en parte la inmensa corrida hacia el dólar por parte de la gente de a pie que podían obtener el milagro de los 200 dólares a precio “oficial” más el 35%, más el 30%. Obviamente se trata de un par de billetes que en todo caso, será vendido a fin de mes para llegar con las cuentas. Otro mundo lo configura el “contado con liqui”, herramienta que lejos del ciudadano de a pie es empleado por las grandes empresas para desplazar sus ganancias a sitios considerados seguros. El mecanismo es más o menos así, el inversor compra en el país títulos en pesos, que a su vez cotizan en dólares en el exterior, y los venden en el extranjero en una cuenta propia en dólares. Es una actividad legal, queda en el balance y debe pagar los impuestos correspondientes, pero los capitales salen del flujo de la economía. Muchos quieren abolir este mecanismo, que sería equivalente a prohibir la venta de bonos sacada al mismo Estado, y también implicaría impedir que las empresas puedan capitalizar sus ganancias. Sin ganancias no hay capitalismo, por lo que si se avanzara en más restricciones, muchas empresas se retirarían de país (como viene sucediendo) y algunas actividades vitales se tendrían que estatizar.
Indecisos. Obviamente la inestabilidad de la economía actual tiene un registro político claro en la conformación del Frente de Todos, y su incapacidad para capear la tormenta de coyuntura, pero hay algo más profundo en la estructura económica del país que provoca terremotos de inmensa magnitud en determinados momentos, como el actual. Sobre esta estructura económica fallida no hay solución de paso, ni hay dirigencia política que pueda afrontarla. Por eso es más productivo dedicarse a resolver el problema actual caracterizado por la falta de decisión política. El problema es la falla de origen en la conformación del Frente de Todos: quien preside no tiene votos propios. Quienes tienen los votos (aunque devorados por la propia crisis), están fuera del Ejecutivo: Cristina Kirchner y Sergio Massa.
La Argentina necesita urgentes dólares frescos para sostener la moneda que se está evaporando. Era la misión de Alberto Fernández en la suspendida reunión con Joe Biden. Y es la misión de Silvina Batakis con Kristalina Ivanova Georgieva.
Muy probablemente Batakis le explicará en el idioma de Shakespeare (que maneja con fluidez) las necesidades del país en esta montaña rusa. Nuestra amiga Kristalina preguntará por los apoyos políticos a su gestión, a lo que la ministra replicará que el acuerdo con el Fondo fue votado en el Parlamento. Pero la Directora de FMI, le recordará con frialdad burocrática que esa ley se obtuvo con la oposición del bloque kirchnerista. La historia demuestra que el Fondo puede dar fondos con discrecionalidad, pero no acompaña a gobiernos en descomposición.
Cruzando las fronteras. Muchas veces los lectores piden que en este panorama se vaya más allá de la mera descripción. Por eso y en este mapa dramático la clave es que Cristina Kirchner y Sergio Massa pasen a integrar el gabinete. Cristina podría pasar de Jefe de la crítica al gabinete a ser la real Jefa de Gabinete. No parecen existir restricciones constitucionales para la duplicación de sus funciones. Sergio Massa podría integrarse como canciller, pero a la alemana, no yendo a conferencias internacionales sin trascendencia, sino como quien pueda movilizar y gestionar los avales internacionales y los miles de millones de dólares que el país necesita para poder abrir el cepo, bancar una devaluación fuerte de la moneda para luego estabilizarlo (con riesgo de hiper), y a la vez, explicar a los sectores del agro que con el cepo abierto tendrán que aportar parte del diferencial obtenido en forma de impuesto extraordinario por dos años. Manzur podría ser un ministro real del Interior que pueda explicarles a los gobernadores que no pueden seguir aumentando su planta de empleados (donde se mezcla el clientelismo con la necesidad) por lo que deben generar en cada provincia programas de promoción de empleo privado, al menos en tres áreas (turismo, agricultura e industria de pequeña escala). Este gobierno de “unidad” despejaría las dudas sobre el apoyo de Cristina a Batakis o a quien ocupe la cartera de Economía. Wado de Pedro podría movilizar su potencialidad en el Ministerio de Turismo, que es una fuente de generación de dólares a la altura de otras actividades productivas.
Una acción como la propuesta u otras similares sería una respuesta a las dos primeras preguntas permitiendo la estabilización (precaria) de la economía y deteniendo la descomposición en curso. Eso le permitiría al peronismo llegar a las elecciones con paz social. Pedir hoy la generación de una “unidad nacional” con Juntos por el Cambio, no es otra cosa que perder el tiempo. Primero, que la oposición no tiene un líder claro que pueda funcionar de interlocutor y que pueda dar instrucciones a sus parlamentarios, pero también se ha sentado en la puerta para ver el carro del FdeT pasar totalmente desvencijado, lo que no deja de ser producto de la ultrapolarización.
Podría quedarme, pero me fui. Sobre la tercera pregunta: cómo se ha llegado a esta crisis y porqué un país con todos los recursos pasa por estas situaciones recurrentes donde el tejido productivo se retuerce, gran parte del empresariado se vuelca a actividades especulativas (el gerente de finanzas vuelve ser mucho más importante que el de producción) y cientos de miles de argentinos pasan a revistar en la pobreza, no hay respuesta.
*Sociólogo (@cfdeangelis).